
Washington
"Hace diez años que controlamos por completo el cielo de Laos y de V.Nam [Vietnam]. Resultado: nada. Hay algo que no funciona en la estrategia o en la fuerza aérea", le escribió de su puño y letra el presidente Richard Nixon a su consejero de seguridad nacional, Henry Kissinger, sobre un memorando dactilografiado dedicado a la evolución de las operaciones militares en la guerra de Vietnam.
Sin embargo, un día antes de redactar esa nota, en enero de 1972, Nixon fue entrevistado por la cadena de televisión CBS sobre el impacto de las operaciones aéreas estadounidenses en Vietnam y dijo que "los resultados han sido muy, muy eficaces".
Así revela Bob Woodward, uno de los periodistas estadounidenses más reconocidos, en su nuevo libro, The Last of the President's Men (El último de los hombres del presidente).
El libro –del que el diario The Washington Post publicó extractos este lunes– está construido a partir de entrevistas a un exasesor de Nixon, Alexander Butterfield, poseedor de miles de documentos confidenciales de la presidencia de la época (1969-1974).
En 1970, Bob Woodward fue coautor de una famosa investigación que ocasionó uno de los mayores escándalos en la historia política de Estados Unidos. Gracias a sus contactos, como el famoso "Garganta profunda", Woodward y su colega Carl Bernstein recabaron informaciones sobre las prácticas del gobierno republicano de Nixon, entre ellas el espionaje y el robo al local del Partido Demócrata en Washington, en el edificio del Watergate, por exempleados de la Casa Blanca. El reportaje, afamado como el caso Watergate, ocasionó la renuncia de Nixon en 1974.
Butterfield fue una figura clave en el hundimiento de Nixon, pues reveló a los investigadores del Senado la existencia del sistema de espionaje que tenía el mandatario contra sus contrincantes políticos. Butterfield, que ahora tiene 89 años, estaba a cargo de prevenir que los empleados del presidente sacaran documentos de la Casa Blanca. Aún así, cuando se retiró en 1973, Butterfield tomó cajas con cientos de archivos, las cuales contenían conversaciones ultrasecretas entre Nixon y Kissinger y algunos boletines clasificados de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés).
Según declaraciones de Butterfield a The Washington Post, él se sentía en medio de un conflicto: estaba orgulloso de servir al gobierno, pero a la vez decepcionado por verse en medio de los secretos de la Casa Blanca. "Todo el asunto era una cloaca", le dijo el exempleado a Woodward.
"Los bombardeos no funcionaban, pero Nixon los defendió y los intensificó para aumentar sus posibilidades de reelección (en noviembre de 1972). Afirmar que bombardear era militarmente eficaz era una mentira y Nixon prueba claramente aquí que lo sabía", afirmó el periodista.
Además de centrarse en la vida de Butterfield durante su estadía en la Casa Blanca, Woodward descubre nuevas dimensiones de los secretos de Nixon; sus obsesiones y sus decepciones. El libro estrá a la venta a partir del martes 13 de octubre.