Hay varias razones que explican la remilitarización del Istmo. Una de ellas es que “el sistema político no está resolviendo las demandas de los sectores políticos y sociales.
Para el politólogo Constantino Urcuyo, es lógico temer que vuelvan las violaciones a los derechos humanos, dada la fragilidad democrática en la región.
El Quinto Informe Estado de la Región advierte sobre la remilitarización que ha experimentado Centroamérica entre el 2008 y el 2014. ¿Cuál es la valoración que hace de esta tendencia y qué peligros extraña?
La remilitarización obedece a múltiples factores. Por un lado, el sistema político no está resolviendo las demandas de los sectores políticos y sociales. Entonces, se tiende a recurrir a la violencia estatal para tratar de resolverlos.
”En la lucha contra el narcotráfico, los gobiernos han echado mano de los militares para que cumplan funciones de policía, pero al narco no se le combate con tanques y aviones. Lo que se necesitan son buenos jueces, buenos fiscales, así como expertos en ciencias forenses.
”Tampoco la inseguridad se combate con ejércitos, que son para defender la seguridad territorial del Estado. Además, el origen de las pandillas tiene su raíz en el fenómeno de la migración y la desigualdad. ¿Qué se hace con sacar a ejércitos a las calles?
”Los militares son como los perros guardianes: hay que tenerlos amarrados en los cuarteles, no para andar en las calles”.
¿Ve un riesgo para los derechos humanos y la democracia con esta remilitarización?
La democracia es frágil en Centroamérica y no es solo elecciones, sino funcionamiento del Estado de derecho. Podemos esperar que vuelvan las violaciones a los derechos humanos, no de igual forma que en el pasado. Podemos ver otras formas de violencia estatal.
¿Es la remilitarización un reflejo de la debilidad de los civiles que prefieren ceder espacios?
No es que lo gobiernos no actúen, sino que los Estados son muy débiles para canalizar su relación con la sociedad civil. La relación es disfuncional.