Vilna. El economista Gitanas Nauseda, sin antecedentes politicos, recibió la mayor votación el domingo en las primera vuelta de las elecciones presidenciales en Lituania y en dos semanas enfrentará a la conservadora y exministra de Finanzas Ingrida Simonyte.
El primer ministro del país báltico, el centroizquierdista Saulius Skvernelis, fue eliminado en la carrera hacia ese puesto, con poco poder real, y anunció la noche del domingo que renunciará a la jefatura de Gobierno en julio.
Los lituanos votaron agobiados por una creciente brecha entre ricos y pobres, a pesar de un enviadiable crecimiento económico.
Nueve candidatos se enfrentron para suceder a Dalia Grybauskaite, que termina su segundo mandato y podría optar a la presidencia del Consejo Europeo. La participación alcanzó el 56,45% al cierre de la votación.
La conservadora Simonyte es popular entre los ciudadanos de alto nivel educativo y de buena posición económica, mientras Nauseda hizo eje de campaña la promesa de reducir la desigualdad en este país de 2,8 millones, que sufre una demografía en declive, por la migración masiva de jóvenes hacia occidente.
Por su lado el derrotado primer ministro centroizquierdista había hecho una campaña con acentos populistas que tuvo cierta acogida en las zonas rurales desfavorecidas.
Desequilibrio social
Alrededor de un cuarto de la población, sobre todo en zonas rurales, vive por debajo del umbral de la pobreza, fijado en 307 euros al mes.
“Los ciudadanos quieren justicia social y buscan un candidato capaz de superar la actual polarización social”, declaró Donatas Puslys, del Instituto de análisis político de Vilna.
Todos los candidatos son claros partidarios de la Unión Europea UE y de la OTAN, considerada como un escudo contra la Rusia vecina.
Los salarios de los lituanos han aumentado rápidamente, cerca del 10% anual en dos años, y el salario bruto medio llega a 970 euros ($1.200). Pero la pobreza y las desigualdades de ingresos están entre las más elevadas de la UE.
“No podemos aislar a Vilna del resto de Lituania” declaró Simonyte (44 años) en su mitin de cierre de campaña en la capital, cuando propuso reducir la brecha económica entre zonas rurales y urbanas gracias al estímulo de la economía. Asimismo, criticó a los populistas que “sugieren soluciones rápidas y simples, pero engañosas”.
Liberal, Simonyte defiende la unión entre personas del mismo sexo.
Una votante de Vilnius, Giedre Satankute, manifestó el sábado que querría “grandes cambios, porque Lituania hoy es demasiado conservadora. Quizá alguien pueda introducir ideas liberales”.
Skvernelis, actual jefe de Gobierno y exjefe de la policía sin pelos en la lengua, dedicó su campaña a los lituanos descontentos que viven esencialmente en zonas rurales. Impetuoso, de 48 años, ha calificado a sus rivales de “elitistas” y se comprometió a “luchar eficazmente contra la corrupción”, reducir la exclusión social y apoyar a las familias.
Por su parte, Gitanas Nauseda (54 años), exconsejero en un banco de negocios, sedujo a los electores que buscan un presidente imparcial, por encima de las querellas políticas.
Nauseda declaró que tenía “la sensación de tener la pesada responsabilidad de reducir la polarización [...] y de permitir que Lituania recupere la dignidad y el respeto mutuo”.
En Lituania, el presidente no ejerce ningún poder político en el día a día, pero es responsable de la política exterior y participa en las cumbres de la UE. Nombra a los ministros, jueces y jefes del Ejército y del banco central, pero en la mayor parte de las ocasiones necesita del beneplácito del primer ministro o del Parlamento.