Bagdad y Washington. El gran ayatolá Alí Sistani, líder de los chiitas de Irak, pidió este viernes que la designación del nuevo gobierno del país se haga “sin injerencia extranjera”, mientras las masivas manifestaciones que recorren el país entraron en su tercer mes.
Alí Sistani, de 89 años, mayor autoridad religiosa chiita de Irak, ha intervenido directa o indirectamente en los nombramientos y destituciones de todos los primeros ministros desde el derrocamiento del dictador Sadam Husein, tras la invasión del país por Estados Unidos, en el 2003.
Sistani aseguró que en esta ocasión "no forma parte" de las negociaciones y no desempeña "ningún papel" en el proceso en curso para formar gobierno.
La semana pasada, su sermón de los viernes precipitó la caída del gobierno de Adel Abdel Mahdi, tan solo un año después de asumir el cargo.
La petición del ayatolá sobre la necesidad de que no haya interferencias extranjeras a la hora de encontrarle sucesor se produjo después de que Irán envió emisarios a Bagdad para que se preserven sus intereses durante la integración del próximo gobierno. Concretamente, al general iraní Qasem Soleimani y al dignatario chiita encargado de Irak en el Hezbola libanés, Mohamed Kautharani.
Estados Unidos, por su parte, acusó este viernes a Irán de interferir en el proceso de formación del gobierno en Irak y denunció una “grave violación” de la soberanía en ese país, al tiempo que impuso sanciones a líderes de milicias iraquíes relacionados con Teherán.
Las medidas tienen lugar en un momento en el que la administración de Donald Trump, que considera a Irán su mayor enemigo, alerta sobre crecientes ataques contra fuerzas estadounidenses en Irak por parte de grupos armados chiitas respaldados por Teherán.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, manifestó en un comunicado que “los iraquíes quieren recuperar su país”. “Están llamando a una reforma genuina y líderes que rindan cuentas y confiables, que pondrán como prioridad los intereses nacionales de Irak”, indicó.
Por otra parte, David Schenker, el principal diplomático de Estados Unidos para Oriente Medio, declaró: “Estamos alentando a los vecinos a no entrometerse y socavar la Constitución del país.
Este proceso político tiene como telón de fondo las manifestaciones iniciadas a principios de octubre, que piden la renovación total de la clase política iraquí y también se oponen a la creciente injerencia de Irán en el país.
Los manifestantes quieren un gobierno totalmente renovado, una nueva Constitución y una clase política diferente, no corrupta como la actual, que en 16 años ha hecho que se evapore el equivalente a dos veces el producto interno bruto (PIB) del país.
Sin enfrentamientos, por ahora
Mientras tanto, personas armadas que viajaban en automóviles abrieron fuego el viernes contra manifestantes en la plaza Khilani de Bagdad, en un ataque que dejó al menos 15 muertos y 60 heridos, informaron funcionarios médicos y de seguridad iraquíes. Al menos dos de los fallecidos eran policías.
Temiendo por sus vidas, los manifestantes huyeron de esa explanada a la cercana plaza Tahrir y a mezquitas. Se desconoce la identidad de los agresores.
El ataque se registró al tiempo que manifestantes opositores al gobierno ocuparon partes de los puentes Jumhuriya, Sinak y Ahar, en un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad. Todos los pasos llevan a la fuertemente resguardada Zona Verde -la sede del gobierno iraquí- o a puntos cercanos a ella.
"Nos encontramos bajo fuego justo ahora y sin electricidad. Los heridos y mártires están aquí y se han realizado disparos en el Puente Sinak”, afirmó un manifestante que se negó a identificarse por temor a represalias.
El ataque ocurre un día después de una serie de extraños incidentes en los que al menos 13 manifestantes fueron heridos con arma blanca en la plaza Tahrir, el epicentro del movimiento de protestas sin líder que se vive en Irak.
Desde el 1.° de octubre, Irak es escenario de violencia y de masivas manifestaciones. Los ciudadanos protestan contra sus dirigentes en uno de los países mas corruptos del planeta, contra el desempleo que afecta a un joven de cada cuatro y contra la endémica pobreza.
Unas 430 personas, la mayoría manifestantes, han perdido la vida desde el inicio de estas manifestaciones.