Budapest. Con el inminente regreso al poder de los demócratas en Estados Unidos, la oposición a Víktor Orbán espera que aumente la presión sobre Hungría, mientras el país se prepara para unas tensas relaciones como las que se dieron en los años 2010.
Rechazo de los refugiados, antipatía por los contrapoderes, gusto por las fake news (noticias falsas). Los estilos de gobierno del polémico primer ministro húngaro (enfrentado con Bruselas) y del derrotado presidente estadounidense, Donald Trump, habían servido para trazar puentes entre ambos.
Todo lo contrario de lo que encontrará Orbán en el sucesor de Trump, Joe Biden, quien durante sus años como vicepresidente de Barack Obama denunció las vulneraciones del Estado de derecho en Hungría, país miembro de la Unión Europea (UE) y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Budapest se prepara, por lo tanto, para el empeoramiento de las relaciones con Estados Unidos y ya el jueves, el jefe de gabinete de Víktor Orbán, Gergely Gulyas, previno al nuevo gobierno estadounidense ante la vuelta de su política de “exportación de la democracia”.
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Al parecer, Hungría se está preparando para sufrir un “castigo” por su apoyo a los republicanos y estaría “dispuesta a dar la batalla a la administración Biden”, dijo el politólogo húngaro Peter Kreko.
Durante la campaña electoral en Estados Unidos, el candidato demócrata denunció las relaciones que el presidente Trump mantenía con el controvertido gobernante de este país de 9,7 millones de habitantes, acusándolo de “tender la mano a todos los maleantes del mundo”.
Orbán y Washington
La visita de Víktor Orbán a la Casa Blanca en mayo de 2019 fue la primera a ese nivel de un dirigente húngaro desde 2005, y Trump aprovechó para alabar a su homólogo diciendo que “era respetado en toda Europa” porque había hecho “un bueno trabajo”.
Los analistas vieron en este gesto amistoso la recompensa por el apoyo que Orbán dio al candidato republicano durante su campaña contra Hillary Clinton, ya que fue el único dirigente de la UE que lo respaldó abiertamente.
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Durante la administración Obama y con Clinton como secretaria de Estado, la postura con Hungría fue diferente. Así, reprendió en el 2011 la política de Orbán calificándola de “autoritaria” y en el 2014 se prohibió la entrada en Estados Unidos a diez personalidades húngaras sospechosas de corrupción.
Donald Trump, por su parte, “ignoró de manera espectacular el retroceso democrático y la creciente influencia de Rusia y China en Hungría”, sostuvo Peter Kreko, director del think-tank Political Capital.
El dirigente soberanista húngaro, en el poder ininterrumpidamente desde el 2010, no tuvo prisa en felicitar a Joe Biden por su victoria y cuando lo hizo se limitó a comentar su “exitosa campaña” y le deseó “buena salud” y éxitos.
En setiembre, Orban afirmó que la reelección de Donald Trump sería “el mejor escenario para Europa central” y se jactó de haber recibido una llamada del mandatario estadounidense mientras estaba en la cocina.
“Se le percibe como alguien que ve venir las cosas con antelación, pero ahora su reputación se va a resentir”, comentó Peter Kreko.
Los medios húngaros cercanos al gobierno siguen dando altavoz a las alegaciones de fraude en las elecciones estadounidenses.
Agoston Mraz, del grupo de reflexión Nezopont, opina que Budapest “se ha quedado sin plan B”, incluso cuando el pragmatismo debería acabar imponiéndose.
Gobierno en entredicho
Hungría se opone a la puesta en marcha de un mecanismo que permita privar de fondos europeos a los países de la Unión acusados de violar la independencia de la Justicia y los derechos fundamentales, ante lo que la oposición a Orbán predice el aislamiento del país.
Naciones Unidas, el Consejo de Europa, la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) y la Unión Europea acusan con frecuencia a Orbán de adoptar leyes que no se ajustan al derecho ni a los valores europeos.
El anterior presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, prevé "a su vez, el fin de los populismos de extrema derecha en Europa".
Y para el alcalde liberal de Budapest, Gergely Karacsony, Joe Biden será “buena para Hungría” mientras que “Trump lo era para Orbán”.
En el contexto de una pandemia que plantea múltiples desafíos a la nueva administración estadounidense, y con otros problemas en el tintero “adoptar un perfil bajo” podría ser la nueva estrategia de Víktor Orbán, según Daniel Hegedus, analista del Plan Marshall de Estados Unidos para Alemania (GMF).
“Aunque es cierto que no es lo que mejor se le da”, añadió Hegedus.