Washington. El senador John McCain, afectado por un cáncer cerebral, retornó a su hogar en Arizona hace varios meses. Si bien el Senado aguarda por el regreso de esta respetada figura política estadounidense, muchos de sus colegas parecen resignados a no verlo nuevamente en Washington.
Más de una docena de senadores -muchos de ellos amigos del legislador desde hace un cuarto de siglo o más- admiten, durante conversaciones discretas con la AFP en el Capitolio, que les cuesta habituarse a un Senado sin contar con quien ha sido una fuerte personalidad en ese medio.
Todos ellos aspiran a ver el regreso a la política activa de este monumento del Partido Republicano, pero varios admiten, en privado, que eso podría no suceder jamás.
El candidato a la elección presidencial de 2008 no aparece en el Congreso desde comienzos de este año.
“Lo extraño en todo momento”, reconoció el senador demócrata Michael Bennet.
El senador, de 81 años, con seis mandatos en su haber, fue diagnosticado el año pasado con un glioblastoma, una forma agresiva de cáncer de cerebro que ya cobró la vida de otro gigante del Senado en el 2009: Ted Kennedy.
Y la salud de este veterano de la guerra de Vietnam podría tener un gran impacto sobre los esfuerzos de los republicanos por mantener su estrecha mayoría en el Senado.
Un retiro o el deceso en mayo de McCain llevaría probablemente a una elección parcial en noviembre, en un ambiente electoral favorable, nacionalmente, a los demócratas.
Los miembros del Congreso evitan evocar directamente este tema tabú. ”Él no se fue”, afirmó el senador republicano Roger Wicker, quien precisó que McCain permanece “en gran parte aún presente”, manteniendo teleconferencias con su equipo y asegurando aún a la distancia la dirección de la poderosa comisión de las Fuerzas Armadas del Senado.
Sombra de torturas
Su ausencia cobra vigencia en momentos cuando en el Senado se discute la ratificación de la nominada de Donald Trump para dirigir la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Gina Haspel, quien tiene un pasado polémico y está vinculada a la práctica de la tortura.
“Es difícil tener un debate significativo a propósito de un tema tan importante como la tortura sin John McCain”, señaló el senador demócrata Chris Murphy, quien recordó el tratamiento brutal padecido por McCain en Vietnam.
McCain escribió, en un comunicado, que se oponía a la nominación de Haspel.
El jueves, la asesora de comunicación Trump Kelly Sadler expresó en una reunión que la oposición de McCain a la nominación de Haspel era irrelevante. “No importa, se está muriendo de todas formas”, dijo según informan CNN y otros medios.
La Casa Blanca no negó las palabras de Sadler. “Respetamos el servicio del senador McCain a nuestra nación y rezamos por él y su familia en este momento difícil”, indicó un comunicado.
Figura de respeto
Republicano, McCain forma parte de un grupo de senadores capaces de unir a los dos partidos.“No hay ninguna duda con respecto al hecho de que el país cuenta más para John que el partido”, manifestó el senador Murphy.
McCain perdió la elección presidencial del 2008 frente a Barack Obama. Pero con el correr de los años, se ganó el respeto y la admiración de sus colegas, adquiriendo una estatura particular a los ojos de los estadounidenses.
El exvicepresidente demócrata Joe Biden es un exsenador y amigo cercano. Recientemente visitó a McCain en su rancho del suroeste del país, donde convalece y lleva adelante su difícil combate contra la enfermedad.
“Quería decirle cuanto lo quiero y hasta qué punto él cuenta para mí y cuanto admiro su integridad y su coraje”, declaró Biden a The New York Times.
Lindsey Graham, senador republicano y amigo cercano de McCain también lo visitó. El segundo senador por Arizona, el republicano Jeff Falke ha ido dos veces.“Tuvimos una buena conversación”, señaló después de su segundo encuentro, rehusando hablar sobre la salud de su amigo.
En sus nuevas memorias que aparecerán el 22 de mayo, McCain lanza un llamado a la unidad de los estadounidenses, a quienes demanda “encontrar la sensación de que somos semejantes antes que diferentes”.
“Posiblemente yo haya partido antes de que ustedes lean esto”, escribió además.
Los legisladores han comenzado prudentemente a abordar esta eventualidad. Y McCain y su entorno parecen también haber comenzado a prepararse.
De esta forma, según The New York Times, el veterano senador ha hecho saber que no quiere en sus funerales la presencia del presidente Trump, quien un día se burló de su cautividad en Vietnam y con quien mantiene una relación tempestuosa.