Juez ordena llevar a prisión al expresidente de Brasil Lula da Silva

Debe presentarse este viernes en la tarde ante la Policía Federal de Curitiba

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Sao Paulo, Brasil. El juez brasileño Sergio Moro emitió este jueves una orden de prisión contra el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, condenado a 12 años y un mes de cárcel por corrupción, dejándole la posibilidad de entregarse voluntariamente en un plazo de 24 horas.

El Partido de los Trabajadores (PT) del exmandatario convocó de inmediato a una “movilización general” contra la detención de su líder.

”íííAHORA!!! Movilización general en Sao Bernardo do Campo, en el Sindicato de los Metalúrgicos”, el cordón obrero de Sao Paulo donde Lula (2003-2010) se forjó como líder sindical, publicó el PT en su cuenta de Twitter.

Moro, emblema de la operación Lava Jato, indicó en su decisión que le concede a Lula, “en consideración de la dignidad del cargo que ocupó, la oportunidad de presentarse voluntariamente” ante la Policía Federal de Curitiba (sur) antes de este viernes a las 5 p. m. (2 p. m. hora de Costa Rica).

Prohibió además “la utilización de esposas en cualquier hipótesis” e informó de que el exgobernante permanecerá en una “sala reservada” en la sede de la Policía Federal de Curitiba, “separado de los demás presos, sin ningún riesgo para su integridad moral o física”.

El líder de la izquierda, de 72 años, favorito en todos los sondeos para las elecciones presidenciales de octubre, opinó en una entrevista con un periodista de la radio CBN, que la prisión es un “absurdo” del juez Moro.

“Entrevisté al expresidente Lula. Dijo que aguardará la orientación de sus abogados, cuando le pregunté si se iba a entregar”, tuiteó Kennedy Alencar, un reconocido reportero de política en Brasil.”

Lula sostuvo que la prisión era un ‘absurdo’ en el cual se empeñan el juez Moro y personas que quieren verlo ‘un día preso’”, relató.

El exgobernante reprodujo las publicaciones de Alencar en su propia cuenta de Twitter.

Poco después de la orden, periodistas de la AFP vieron salir al exmandatario en automóvil del Instituto Lula en Sao Paulo.

La medida sorprendió por su rapidez, menos de 24 horas después de que el Supremo Tribunal Federal (STF) rechazó por un estrecho margen de 6-5 un recurso de la defensa del exmandatario (2003-2010) para recurrir la sentencia en instancias superiores en libertad.

La orden de Moro se dio tras haber sido autorizado a emitirla por el tribunal de apelaciones de Porto Alegre, que ratificó su condena en enero.

Uno de los abogados de Lula, José Roberto Batochio, lamentó la decisión, que a sus ojos no respeta la posibilidad de presentar unos últimos recursos. “Estamos en un Estado de derecho, los poderes tienen sus propias atribuciones”, manifestó el letrado a la televisión Band Nuews.

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La presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, se reunió por la mañana con Lula y aseguró que estaba “bien, sereno, con la consciencia tranquila de los inocentes”.

‘Prisión política’

Esta sería “una prisión política que vulnera la presunción de inocencia” y que, de concretarse, mostraría a Brasil como una “república bananera”, afirmó.

“Consideramos esto un encarcelamiento por móviles políticos, un encarcelamiento que pondrá en evidencia a Brasil ante el mundo”, insistió.

Hoffman también aseveró en que Lula sería el candidato del partido en octubre.

Al igual que tantas cosas más en una nación que está profundamente dividida, la realidad de que el otrora popular líder será encarcelado fue interpretada en forma distinta por sus partidarios y sus detractores.

“Brasil anotó un gol contra la impunidad y la corrupción”, declaró el congresista Jair Bolsonaro, excapitán del Ejército y de tendencia derechista, quien va en segundo sitio en las encuestas detrás de Lula.

Mariana Setra, partidaria del expresidente en Sao Paulo, consideró que la decisión del Supremo Tribunal es “ridícula”. “Fue aplicada a una sola persona” , señaló. “Como si Lula fuese el único ladrón en este país”

Imputado en otros seis procesos judiciales, el exmandatario niega todas las acusaciones y las considera parte de un complot de las élites para que no pueda volver al poder después de haber dejado el cargo en el 2010 como el presidente más popular de la historia reciente de Brasil.

Paradójicamente, la ley brasileña permitiría que Lula haga precampaña desde la cárcel, ya que su postulación solo debería ser invalidada en agosto por la Justicia electoral, que impide participar en comicios a personas condenadas en segunda instancia, como es su caso desde enero.

Megaescándalo de corrupción

Lula, presidente del 2003 al 2010, es uno de muchos personajes renombrados de Brasil en verse envueltos en el que posiblemente sea el mayor escándalo de corrupción en la historia de Latinoamérica.

Fue declarado culpable en julio de ayudar a la empresa constructora OAS a obtener contratos de Petrobras a cambio de la promesa del apartamento.

Durante los últimos cuatro años, los brasileños han atestiguado operativos policiales y arrestos casi semanales de miembros de la élite, sean políticos o empresarios como Marcelo Odebrecht, ex director general de la constructora Odebrecht.

Los investigadores detectaron una amplia red en la que empresas de la construcción prácticamente formaban un cartel que generaba contratos inflados de la firma petrolera estatal Petrobras a cambio de pagar millones de dólares en sobornos a políticos y empresarios.

La lista de funcionarios en la mira de la investigación Lava Jato incluye al presidente Michel Temer, quien asumió el poder en el 2016 después que la sucesora y protegida de Lula, Dilma Rousseff, fue sometida a un juicio político y expulsada del cargo.

El año pasado, Temer fue acusado dos veces de corrupción, pero permaneció en el puesto porque en ambos casos el Congreso, que debe votar en casos penales en los que esté involucrado un presidente en funciones, decidió que no fuera enjuiciado. Muchos legisladores han sido acusados de corrupción o se les investiga.