Washington. AFP. Tras escuchar al presidente Barack Obama ofrecer el jueves proteger de la deportación a cinco millones de indocumentados en Estados Unidos, Catia Paz, una salvadoreña con 13 años de vivir ilegalmente, dice aliviada: “Ahora voy a estar tranquila”.
Como sus dos hijas son ciudadanas estadounidenses, Paz podrá beneficiarse a partir de la primavera de un nuevo plan para legalizar su situación y obtener un permiso de trabajo por tres años y no ser deportada.
La medida es parte de un programa de Obama que beneficiará a cerca de la mitad de los 11 millones de inmigrantes sin papeles en Estados Unidos, y es un intento unilateral del presidente de hacer “más justo” el “quebrado” sistema migratorio, tras el fracaso en el Congreso de una reforma completa.
Con proyectores o tabletas en mano para seguir el discurso de Obama, grupos de activistas, indocumentados y ciudadanos estadounidenses se reunieron en varias ciudades del país.
A pesar de las bajas temperaturas de Washington, decenas de personas celebraron el anuncio frente a la Casa Blanca con banderas estadounidenses y [[BEGIN:INLINEREF LNCIMA20141121_0177]] pancartas[[END:INLINEREF]] que decían “gracias, presidente Obama”.
“Cinco millones de miembros de nuestra comunidad han sido salvados”, gritó eufórico Gustavo Torres, presidente de la asociación proinmigrante Casa Maryland, poco antes del discurso.
Para Paz, que en 2011 fue señalada para ser expulsada del país, la orden de Obama es una “victoria” que le da un giro a su vida.
El plan del mandatario es una bomba política que los republicanos prometieron contraatacar.
“Estuve a punto de salir del país" y ahora "voy a estar tranquila, sin preocupaciones de que me van a deportar”, dice frente a la Casa Blanca.
En el estacionamiento de la sede de la Coalición de Inmigrantes de la Florida, en Miami, medio centenar de personas se agarraban la mano, se abrazaban, mientras el presidente hablaba.
“Para mí es un cambio del día a la noche. Pero es como algo raro porque hay un montón de gente alrededor mío que esta peleando y no califica”, dijo la activista María Bilbao, de la organización Familias Unidas (United Families).
Esta argentina que ha vivido 14 años indocumentada, pero se beneficiará porque su hijo es residente legal, dijo que lo más importante para ella es que ahora podrá “manejar sin miedo que me deporten”.
Otros sentían tristeza por quienes quedaron por fuera del grupo que se beneficiará.
“Una de esas familias es mi familia. Mis padres y yo hemos vivido en Estados Unidos por casi nueve años indocumentados”, dijo el mexicano de 21 años, Aldo Martínez.
“Vivo a diario el miedo y el temor de que regrese a la casa y mis padres no van a estar ahí porque fueron deportados por el presidente Obama”, añadió Martínez, uno de los 600.000 jóvenes que se benefician de DACA , un programa lanzado en 2012 que será ampliado según las nuevas directrices.
Para la peruana Carmen Rivas, que quedó fuera de las medidas administrativas, a partir de ahora queda “seguir en la lucha hasta que se logre una reforma para todos”.
“Porque las personas que estamos trabajando y luchando por este país merecemos una oportunidad”, señaló en Washington esta mujer de 48 años, que vive con su esposo y sus dos hijos desde hace 11 años en Estados Unidos.