Manila. Los filipinos adoptaron por referendo la creación de una región autónoma en el sur del archipiélago, con el objetivo de llevar la paz y la prosperidad tras décadas de conflicto que dejaron miles de muertos.
Un grupo de musulmanes tomó las armas en los años 1970 para exigir la autonomía o la independencia en el sur de Filipinas, un archipiélago de gran mayoría católica, en una región que consideran como su tierra ancestral. La insurrección dejó 150.000 muertos.
El principal grupo rebelde, el Frente Moro Islámico de Liberación (MILF), firmó en el 2014 un acuerdo de paz con el gobierno que prevé la concesión de la autonomía a la minoría musulmana en determinadas partes de la gran isla de Mindanao y de las islas del extremo suroeste.
Conforme a este acuerdo, el 21 de enero, 2,8 millones fueron llamados a las urnas. 1,7 millones se pronunciaron a favor de la creación de la nueva región autónoma, llamada Bangsamoro, y unos 254.600 votaron en contra, según los resultados oficiales publicados por la comisión electoral.
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Este resultado, el que se esperaba, permitirá continuar el proceso de paz según el cual el Frente Moro tiene que entregar las armas y asumir un papel político.
Este proceso, que empezó en los años 1990, no incluye a las organizaciones islamistas –como las que juraron lealtad al grupo Estado Islámico (EI)–, todavía muy activas en el sur de Filipinas. El MILF es un aliado del gobierno en la lucha contra estos grupos yihadistas.
“Estamos muy contentos con este apoyo masivo de la población”, declaró el dirigente del Frente Moro, Murad Ebrahim.
La región autónoma de Bangsamoro remplazará a la región autónoma actual, fruto de un acuerdo en 1996, y normalmente será más extensa y tendrá más poderes.