San Salvador. Relegada a un distante tercer lugar en las encuestas, la izquierda que gobierna El Salvador desde el 2009 bajo la bandera del “cambio” afronta sus horas más bajas, aunque su dirigencia espera un repunte de última hora para retener su feudo ante la oleada de la derecha en las elecciones del 3 de febrero.
Convertido en partido político en 1992 tras el fin de una sangrienta guerra civil de 12 años, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) ha gobernado El Salvador en dos períodos consecutivos, primero con Mauricio Funes y luego con el actual mandatario Salvador Sánchez Cerén.
Para las elecciones del domingo, la izquierda gobernante presenta como candidato al excanciller Hugo Martínez, un ingeniero de 51 años.
“La población tenía tantas esperanzas en el FMLN que le dio dos oportunidades (de gobernar) y no pudieron interpretar que lo que la gente quería es que cambiara en la economía y en materia de inseguridad”, declaró el analista y profesor de la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN) Carlos Carcach.
Los gobiernos del FMLN “no fueron capaces de ofrecerle a la clase media resultados con una mejoría en su vida”, mientras sus dirigentes se convirtieron “en una nueva élite económica” con diferentes negocios, agregó.
El 27 de enero, durante el cierre de su campaña, Martínez proclamó que su partido estaba en "remontada", pese a la abismal distancia en las encuestas frente el exalcalde de San Salvador, Nayib Bukele, quien fue expulsado del FMLN en octubre del 2017.
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"Todas las encuestas son claras, solo el Barcelona en el fútbol hace remontadas épicas. Quienes piensan que se puede dar un milagro (electoral) están fuera de la realidad", opinó el profesor universitario y exmiembro del FMLN Roberto Cañas.
Tanto el FMLN como la opositora Alianza Republicana Nacionalista (Arena), de derecha, segunda en las encuestas con el empresario de supermercados Carlos Calleja, “tienen que confortar a sus angustiadas bases con esperanzas de triunfo”, dijo Cañas.
El declive del partido de izquierda comenzó en las elecciones de marzo del 2018, en las que apenas obtuvo 23 de los 84 diputados en el congreso unicameral, y 66 alcaldías de 262, frente a 140 de Arena. Otros 56 municipios quedaron en manos de partidos minoritarios.
Ante la derrota en las legislativas, las bases arremetieron contra la cúpula del FMLN y le exigieron elecciones internas transparentes, de las que resultó ganador Martínez.
Más allá de las pugnas internas, "el FMLN rompió el vínculo que tuvo con el movimiento social, eso lo llevó a perder un valioso apoyo que tuvo durante el conflicto armado", explicó Cañas.
"El factor vital que decidirá esta elección no es la recuperación o caída del FMLN, como se ha dicho, sino la acumulación de cansancio y desesperanza. Esto es realmente lo que hace novedosas las elecciones del 3 de febrero", consignó en un editorial la jesuita Universidad Centroamericana (UCA).
Para la UCA, lo que prevalece es "el desencanto de una población cansada de esperar, harta de promesas que nunca se cumplieron y, sobre todo, empachada de una corrupción que mató la credibilidad de Arena y el FMLN".
Además del desgaste por el ejercicio del poder, varios casos de corrupción imputados al expresidente Mauricio Funes, asilado en Nicaragua, han afectado al FMLN, advirtió el analista Juan Ramón Medrano.
El partido gobernante "no pudo desmarcarse" de Funes, y ahora Martínez carga con ese costo a pesar de ser "el mejor candidato" que la agrupación ha presentado, resumió Medrano.
Funes fue acusado por la Fiscalía en los tribunales por el desvío de $351 millones durante su gestión, entre otros casos.
Además, el FMLN sufre un "desgaste" por la falta de nuevos programas sociales, luego de que la oposición de derecha le cerró las posibilidades para su financiamiento en el congreso.
Asimismo, la población le recrimina en redes sociales a la alta dirigencia del partido su estilo de vida opulento, con lujosas camionetas y visitas frecuentes a exclusivos restaurantes.
Poco más de 5,2 millones de personas están convocadas a participar de los comicios, según el Tribunal Supremo Electoral.