Candidato designado por Lula despega en las encuestas

Fernando Haddad del Partido de los Trabajadores tiene 16% de la intención de voto, seguido por Ciro Gomes, del Partido Democrata Trabalhista

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Río de Janeiro. Fernando Haddad y Ciro Gomes se disputan el electorado de izquierda y un lugar en la segunda vuelta de las presidenciales del 7 de octubre en Brasil, en un duelo partidario que se inició hace cuatro décadas.

Haddad, designado por el encarcelado expresidente Luiz Inácio Lula da Silva como candidato del Partido de los Trabajadores (PT), tiene 16% de la intención de voto, seguido por Gomes, del Partido Democrata Trabalhista (PDT), con 13%, según la última encuesta Datafolha.

El ultraderechista Jair Bolsonaro, con 28%, parece tener ya su presencia asegurada en la segunda vuelta, el 28 de octubre.

Haddad, de 55 años, y Gomes, de 60, intercambian zarpazos sin sacar demasiado las garras, sabiendo que pueden precisar los votos del otro.

Haddad, que subió meteóricamente tras ser ungido por Lula, se dijo convencido de que Gomes lo apoyaría. “Lo haría con mucha honra. Pero (Haddad) está precipitándose, demostrando inexperiencia y/o arrogancia”, le contestó Gomes.

El caudillo de Ceará cuestionó además la “debilidad” política de Haddad, cuya legitimidad emana del expresidente (2003-2010), que purga en Curitiba 12 años de cárcel por corrupción.

"Brasil ya no soporta un presidente débil, que tenga que consultar con su mentor cada vez que haya una crisis", sostuvo Gomes, en referencia a la gestión de Dilma Rousseff, heredera política de Lula y destituida por el Congreso en el 2016.

La respuesta de Haddad no se hizo esperar y apuntó al carácter explosivo de Gomes. "Ciro es mi amigo, pertenecemos al mismo campo, pero a veces tenemos concepciones diferentes. Para mí, la fuerza de un presidente se da en la firmeza y el autocontrol", declaró.

El PDT y el PT fueron fundados en 1980, hacia el fin de la dictadura militar (1964-1985).

El líder "trabalhista", Leonel Brizola, de retorno del exilio, pretendía volver a ser la figura política central de inicios de los 60, como heredero del presidente nacionalista Getúlio Vargas, que se suicidó en 1954.

Sin embargo, el PT, surgido de la confluencia de movimientos sindicales y sociales, exguerrilleros y comunidades religiosas de la Teología de la Liberación, imprimía una nueva dinámica a la izquierda bajo la dirección de Lula, un obrero metalúrgico.

"El PT calificó a Brizola de populista y al PDT de partido arcaico", en tanto que Brizola "denunciaba el radicalismo del PT", explica Alessandro Batistella, profesor de Historia en la Universidad de Passo Fundo (Río Grande do Sul).

En la elección de 1989, Lula quedó segundo, delante de Brizola, y perdió la segunda vuelta contra Fernando Collor. Brizola llamó a votar por Lula, no sin ironía: "La política es el arte de tragar sapos. ¿No sería fascinante que la élite brasileña tragase ahora a Lula, ese sapo barbudo?", preguntó.

En 1994, Lula volvió a quedar segundo, con 27% de los votos, la mitad que Fernando Henrique Cardoso. Brizola quedó quinto.

En 1998, Lula se presentó con Brizola como compañero de fórmula, pero Cardoso fue reelecto, nuevamente en la primera vuelta.

En el 2002, cuando por fin Lula ganó, el PDT apoyó en la primera vuelta a Ciro Gomes, que quedó cuarto. Gomes fue nombrado ministro de Integración Nacional. Brizola, por su lado, no tardó en denunciar las políticas promercado del PT.

En el 2004, Brizola fue la única fuente citada por el periodista del New York Times Larry Rothers en un polémico artículo sobre el supuesto alcoholismo de Lula.

Cuando el líder del PDT falleció en junio de ese año, Lula decretó tres días de duelo. Pero en las exequias fue recibido al grito de "¡Traidor!".

Actualmente, el PT y el PDT "se posicionan como partidos socialdemócratas, de centroizquierda", pero con matices diferentes, señala Batistella.

Gomes “defiende algunas banderas tradicionales del trabalhismo, como un proyecto nacional-desarrollista por medio de un estado intervencionista”, en tanto que Haddad “apuesta sus fichas en el capital político del expresidente” Lula y enarbola “la defensa de las tradicionales banderas sociales” del PT.