Washington. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó este miércoles una orden para suspender nuevas perforaciones de petróleo y gas natural en terrenos federales y en alta mar, y convocó una cumbre para abril, un nuevo paso adelante en su compromiso de frenar el cambio climático, anunció la Casa Blanca.
Con este texto, que no afectará los contratos ya existentes, el presidente hará realidad una de sus principales promesas electorales.
“Ya hemos esperado demasiado para hacer frente a esta crisis climática”, dijo el mandatario. “No podemos esperar más. Lo vemos con nuestros propios ojos, lo sentimos. Lo sabemos en nuestros huesos”.
“Hoy (miércoles) he firmado una orden ejecutiva para potenciar el ambicioso plan de nuestra administración para enfrentar la amenaza existencial del cambio climático”, continuó, y agregó: “Debemos liderar la respuesta global”
El nuevo gobierno desea “convertir el cambio climático en una prioridad” de su política exterior y la seguridad nacional, según un memorando de la Casa Blanca.
Biden nombró al exsecretario de Estado John Kerry como su enviado internacional para el clima y anunció que Estados Unidos será el anfitrión de una Cumbre de Líderes sobre el Clima el 22 de abril, coincidiendo con el quinto aniversario de la firma del acuerdo de París sobre cambio climático.
Se espera que Estados Unidos, el segundo emisor de gases de efecto invernadero del planeta, anuncie en esa reunión objetivos más ambiciosos de reducción de esas emisiones, bajo el impulso de la experta ambiental Gina McCarthy.
John Morton, director de Energía y Cambio Climático en la Casa Blanca durante la presidencia de Barack Obama y actual integrante de la firma de asesoría climática Pollination, manifestó que “no hay ninguna duda de que el cambio climático será la prioridad central de toda esta administración”.
Las medidas de este miércoles “anuncian el liderazgo que necesitamos desesperadamente para abordar la injusticia ambiental y nuestra emergencia climática”, comentó la presidenta de Earthjustice, Abigail Dillen.
Casi una cuarta parte de las emisiones de dióxido de carbono estadounidenses provienen de la generación de energía en tierras públicas, según un informe del gobierno del 2018. La extracción de combustibles generó $11.700 millones de ingresos en el 2019, según datos oficiales.
Alto a perforaciones
El principal anuncio de este miércoles fue la suspensión de los nuevos contratos federales de perforación, un tema políticamente explosivo en la campaña electoral, particularmente en el estado de Pensilvania.
No obstante, Biden también dejó en claro que no prohibirá el fracking, una técnica que ha convertido a Estados Unidos en el mayor productor mundial de gas natural, pero que acarrea graves daños ambientales.
El presidente se comprometió también a que las consideraciones climáticas sean parte central de la política exterior y de seguridad nacional de Estados Unidos.
Indicó igualmente que volverá a convocar a un consejo de asesores científicos e instará a las agencias gubernamentales a asistir a las poblaciones más afectadas en el plano ambiental.
Un memorando presidencial sobre integridad científica se elaborará próximamente para guiar el trabajo de esas agencias.
Las acciones federales apuntarán a complementar un plan de infraestructura de $2.000 millones que se espera que el gobernante presente al Congreso el próximo mes y que, según prometió este miércoles, servirá como motor del crecimiento económico futuro y “creará millones de empleos bien pagos”.
Buena acogida
Los grupos ambientalistas acogieron con beneplácito la decisión del gobierno de volver a participar en las iniciativas internacionales sobre el clima, después de que el presidente Donald Trump, un negacionista del cambio climático, sacó a Estados Unidos del Acuerdo de París.
La cumbre del 22 de abril “envía una señal positiva de que la administración Biden se toma en serio el trabajo conjunto con la comunidad internacional”, expresó Rachel Cleetus, de la Unión de Científicos Preocupados.
Pero enfatizó que hay mucho por hacer y que el mundo espera nuevos y ambiciosos objetivos para frenar las emisiones.
Los ambientalistas han pedido a Estados Unidos que establezca la meta de reducir las emisiones para el 2030 hasta en un 50% en comparación con el 2005, como un paso hacia el cero absoluto para mediados de siglo.
Oceana, una organización sin ánimo de lucro, pidió a Biden que convierta la moratoria en las concesiones en una prohibición.
La organización publicó el martes un análisis en el que revelaba que en caso de detener permanentemente las perforaciones en aguas federales se podrían evitar más de 19.000 millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero y más de $720.000 millones en daños a las personas y el medioambiente.
En cambio, las medidas previstas por el gobierno han provocado indignación en parte de la industria de los combustibles fósiles, que tiene fuertes lazos con el Partido Republicano.
“Restringir el desarrollo en tierras y aguas federales no es más que una política de ‘importar más petróleo’”, sostuvo Mike Sommers, presidente y director ejecutivo del American Petroleum Institute (API).
Pero Morton objetó que las reducciones significativas del precio de las energías renovables producidas en los últimos años han transformado el panorama energético.
“No hay forma de producción de energía más nacional que la solar y la eólica, que brilla y fluye a través de nuestra patria”, declaró.