Washington. EFE. El Gobierno de Estados Unidos sigue en la defensa del canje del sargento Bowe Bergdahl por cinco talibanes presos en Guantánamo , mientras que el Ejército investiga las circunstancias de la desaparición y captura en el 2009 del militar, acusado de desertor por varios compañeros.
El presidente Barack Obama defendió que su gobierno hizo “lo correcto”. Arguyó: “Independientemente de las circunstancias, tenemos a un soldado estadounidense de regreso ”.
El canje fue criticado por el Gobierno de Afganistán y por sectores políticos de Estados Unidos, incluidos miembros del Congreso que afirman que, por ley, el Poder Ejecutivo debió notificarles el canje con 30 días de anticipación.
El gobierno explicó que los “informes creíbles del riesgo de daño grave” para el sargento, cautivo en Afganistán desde junio del 2009, hicieron que se gestionara su canje por los talibanes presos en Guantánamo, sin notificarlo al Congreso.
En cuanto a las circunstancias de la captura de Bergdahl, empañadas por las acusaciones de deserción, el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general David Dempsey, subrayó: “Cuando (Bergdahl) esté en condiciones de contárnoslos, sabremos los hechos”.
Más de 11.000 personas han firmado hasta ahora una petición a la Casa Blanca para que el sargento, a quien acusan de haber violado varios artículos del Código Militar, sea “ castigado” .
Mientras tanto, el descontento entre los republicanos crece y están presionando para que se celebre una audiencia abierta sobre las negociaciones.
El gobierno intentó durante años negociar la liberación de Bergdahl, por quien los talibanes habían pedido inicialmente $1 millón y la entrega de 21 presos.