“Obama expresó su apoyo a la preservación de las tradiciones religiosas, culturales y lingüísticas del Tíbet y de los derechos humanos de los tibetanos en el interior de la República Popular China”, afirmó la Casa Blanca en un comunicado al terminar el encuentro.
La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Hua Chunying, calificó al dalái lama de exiliado político comprometido desde hace tiempo con las actividades separatistas antichinas bajo la cobertura de la religión.
Obama recibió anteriormente al líder tibetano en el exilio en Washington en el 2011, lo que provocó el malestar de China.
“La reunión entre Obama y el dalái lama sería una grosera injerencia en los asuntos internos de China”, sostuvo la Cancillería, la cual precisó que había transmitido a las autoridades estadounidenses las protestas de China.
La irritación del Gobierno chino tiene lugar en un contexto de recientes contenciosos entre las dos primeras potencias del mundo.
El dalái lama vive exiliado en India desde 1959 y no se opone a que el Tíbet permanezca en la órbita de China, al contrario de lo que afirma el régimen comunista, pero reclama más autonomía.