Ginebra. Arabia Saudí aseguró el lunes en la ONU que la investigación sobre el asesinato de Jamal Khashoggi será “imparcial”, tras una nueva serie de críticas internacionales un mes después de la desaparición del periodista.
Esta promesa fue hecha mientras es examinada la situación de los derechos humanos en Arabia Saudí en la sede de la ONU en Ginebra, un trámite ordinario pero que adquiere otra dimensión con el caso Khashoggi, cuyo cuerpo sigue sin hallarse.
Sin embargo, el jefe de la delegación saudí, Bandar al-Aiban, presidente de la Comisión de derechos humanos, apenas dedicó algunos minutos al “fallecimiento del ciudadano Khashoggi”, y aseguró que su país “se comprometió a llevar a cabo una investigación imparcial” y que “todas las personas implicadas en este crimen serán encausadas”.
"La investigación prosigue de conformidad con nuestras leyes nacionales" concluyó poco antes del final de la reunión, que duró media jornada.
Este Examen Periódico Universal (EPU), un procedimiento al que deben someterse los miembros de Naciones Unidas cada cuatro años, se celebra un mes después del asesinato de Khashoggi en el consultado de su país en Estambul, el 2 de octubre.
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La Fiscalía de Estambul afirmó la semana pasada que el periodista fue asesinado a su entrada al consulado, y su cuerpo desmembrado.
El lunes en Ginebra, numerosos países, en su mayoría occidentales, denunciaron "un asesinato cometido de forma premeditada" y pidieron a Riad que lleve a cabo una investigación "transparente".
Islandia y Costa Rica pidieron incluso el envío de expertos internacionales, tal como lo había pedido la Alta Comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet.
El embajador británico, Julian Braithwaite, dijo que su país está "sumamente preocupado por el deterioro de la situación de derechos humanos en Arabia Saudita", aludiendo a las "restricciones severas del espacio político", el "creciente recurso" a tribunales especiales, las "detenciones masivas" o el recurso "cada vez más habitual a la pena de muerte".
"Pero lo más inquietante es el asesinato de Jamal Khashoggi", agregó.
Por su parte, el representante estadounidense, Mark Cassayre, condenó este "asesinato cometido con premeditación" y exigió una investigación "profunda y transparente".
Arabia Saudí, un reino de mayoría suní, también se enfrenta al creciente descontento del gobierno estadounidense, que exige el fin de los bombardeos aéreos de la coalición liderada por Riad en Yemen.
La guerra en Yemen opone a las fuerzas progubernamentales, respaldadas por Riad, a los rebeldes hutíes apoyados por Irán, que se hicieron en 2014 y 2015 con amplias regiones del país. Desde entonces. Arabia Saudí fue acusada en varias ocasiones de abusos que le costaron la vida a cientos de civiles, mientras Yemen sufre la peor crisis humanitaria en el mundo.
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En la reunión varios países occidentales, entre ellos Brasil o Japón, pidieron también a Riad que garantice la libertad de opinión y la seguridad de periodistas y de la sociedad civil.
Asimismo, muchos países recomendaron a las autoridades saudíes que establezcan una moratoria a la pena de muerte. Según la ONU, el número de ejecuciones en el país es creciente.
En Arabia Saudí, país regido por una versión rigorista de la sharía, son condenables con la pena de muerte el asesinato, la violación, el robo a mano armada, la apostasía o el tráfico de drogas.