A Abdelaziz Butlefika le gustó estar en el poder o muy cerca de él

Aunque se aferró al poder durante 20 años, la presión callejera y la pérdida de apoyo lo forzaron a renunciar

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Argel. Durante mucho tiempo acusado de aferrarse al poder, el presidente argelino Abdelaziz Buteflika, de 82 años, renunció este martes, cediendo a la presión de multitudinarias protestas después de 20 años al frente del Estado.

“Butef”, como lo llaman sus compatriotas familiarmente, tiene el récord de longevidad al frente del Estado argelino, pero quería postularse para un nuevo mandato de cinco años en 2019, con motivo de sus 20 años en el poder.

Elegido por primera vez en 1999, reelecto sucesivamente en primera vuelta con más del 80% de los votos en el 2004, el 2009 y el 2014, este quinto período parecía también ganado.

Pero el anuncio de su candidatura desencadenó el 22 de febrero manifestaciones masivas, inéditas y un nuevo desafío.

Después de posponer sin fecha precisa la elección presidencial prevista el 18 de abril, pero manteniéndose en el cargo, la Presidencia de la República anunció el lunes que Buteflika renunciaría antes de que finalice su mandato constitucional el 28 de abril.

Fue un día después de este anuncio, este martes, cuando finalmente Buteflika informó al Consejo Constitucional de su renuncia inmediata, de acuerdo con un anuncio en la televisión nacional.

‘Yo soy Argelia’

Quien fue el ministro de Relaciones Exteriores más joven del mundo con 26 años, hoy es un hombre silencioso hundido en una silla de ruedas desde el accidente cerebrovascular que sufrió en el 2013, que requirió una larga hospitalización en París.

Un impactante contraste con el inicio de su mandato, en 1999, cuando se presentaba como un orador locuaz y dirigente hiperactivo que recorría su país y el mundo.

"Yo soy Argelia entera, soy la encarnación del pueblo argelino", dijo a su llegada al poder.

Nacido el 2 de marzo de 1937 en Uchda, Marruecos, en el seno de una familia originaria de Tlemcen, en el oeste argelino, Buteflika se adhirió en 1956, con 19 años, al Frente de Liberación Nacional (FLN) que luchaba contra Francia, entonces la potencia colonial.

Con la independencia del país, en 1962, se convirtió con apenas 25 años en ministro de Deportes y Turismo bajo la presidencia de Ahmed Ben Bella, un año antes de heredar la cartera de diplomacia, que mantuvo hasta 1979.

En junio de 1965, apoyó el golpe de Estado de Huari Boumédiène, entonces ministro de Defensa, quien depuso a Ben Bella y asumió la jefatura del Estado. Buteflika se posicionó como delfín de Boumédiène, pero a su muerte, en 1978, el Ejército lo apartó de la sucesión, y después se alejó progresivamente de la escena política.

Tras un exilio en Dubái y Ginebra, Buteflika, impuesto por el Ejército, se presentó como candidato a las elecciones presidenciales de abril de 1999, en las que ganó como único aspirante tras la retirada de sus seis adversarios ante eventuales fraudes.

Con Argelia en plena guerra civil contra la guerrilla islamista –un conflicto que dejó oficialmente unos 200.000 muertos en 10 años– el nuevo presidente buscó restablecer la paz.

En setiembre de 1999, logró un ‘sí’ masivo en el referéndum sobre la ley de “concordia civil”, que amnistiaba a los islamistas armados que no cometieron crímenes de sangre ni violaciones y depusieran las armas, lo que provocó la rendición de miles de islamistas.

Acusado por sus detractores de no ser más que una marioneta del Ejército, Buteflika mostró desde su elección su independencia respecto a esta poderosa institución.

En el 2011, mientras la Primavera Árabe” acababa con varios dirigentes de la región, Buteflika compró la paz social gracias al maná del petróleo.

“Debería haber dejado sus funciones al término de su segundo mandato, tras haber logrado la reconciliación nacional y conquistado el corazón de gran parte de la población”, consideró el politólogo Rachid Tlemçani.

Quebranto de salud

Las dudas sobre su capacidad para gobernar aumentaban a medida que su salud se deterioraba. Fue hospitalizado de urgencia en París a finales del 2005 debido a una hemorragia gástrica, y después, en el 2013, por un accidente cerebrovascular que le dejó importantes secuelas.

Durante su hospitalización de 80 días en París, la oposición llamó en vano al Consejo Constitucional a aplicar el procedimiento de destitución.

Contra todo pronóstico, en el 2014 encadenó un cuarto mandato.

Desde entonces, Buteflika apenas aparecía en público.

No obstante, durante esa época reforzó aún más sus poderes: a inicios del 2016 disolvió el todo poderoso Departamento de Inteligencia y Seguridad y despidió a su jefe, el intocable general Mohamed Médiène.

Su cuarto mandato estuvo marcado también por la caída de los precios del petróleo, lo que puso en evidencia la fuerte dependencia de la economía argelina de los hidrocarburos.

Myriam Ait Audia, profesora de Ciencias Políticas, considera que Buteflika fracasó en su promesa de “convertir Argelia en un país moderno, dotado de verdaderas instituciones”.