Brasilia. EFE. Los policías huelguistas en Brasil se resisten a las presiones de los soldados del Ejército, quienes cercaron ayer la sede de la Asamblea Legislativa donde se atrincheran 300 agentes policiales inconformes con su salario.
El estado de Bahía está en crisis desde hace seis días por la huelga de la Policía Militar que reclama un alza salarial del 30% para sus efectivos y otras mejoras laborales desatendidas por el Gobierno, que propone un aumento del 6,5%.
Los militares rodearon el edificio del legislativo regional y tuvieron algunos enfrentamientos con decenas de familiares de los policías, quienes intentaron impedir su despliegue en el lugar.
En medio de empujones, algunos soldados llegaron a disparar con balas de goma a fin para dispersarlos. Su cometido se logró de manera parcial pues los manifestantes se negaron a abandonar los alrededores de la Asamblea, situada en Salvador, capital de Bahía.
Consecuencias. Con la tensión en alza, las autoridades alertaron de que, en los seis días de huelga, ya se han registrado 93 homicidios en Salvador, una cifra alta en comparación con los 172 ocurridos en todo el mes de febrero del año pasado.
Conforme a ese balance, se reportaron robos de 235 vehículos, contra 346 en todo febrero del 2011.
Durante la mañana de ayer ocurrieron diversos hechos de vandalismo mientras el gobierno regional acusa a grupos ligados a los policías en protesta por estos actos.
El incremento de la inseguridad en Salvador semeja al de otras grandes ciudades de Bahía pese a los 3.000 soldados del Ejército que se ocupan desde el viernes de patrullar las calles en ese estado.
Condiciones. Aparte del incremento salarial, ahora se discute una amplia amnistía exigida por los policías para aquellos que han respaldado la huelga. Esto dejaría sin efecto las órdenes de captura que un tribunal ha dictado contra doce de los cabecillas de la protesta.
De ellos, solo uno ha sido detenido, según informó el comité que dirige la huelga. Los otros diez están “protegidos” en ciudades del interior del estado de Bahía.
El único de los cabecillas que se mantiene dentro de la sede legislativa es el exagente Marco Prisco, quien preside el Sindicato de Policías pese a que fue expulsado.