El Cairo. (AFP). Nuevas manifestaciones contra el presidente islamista Mohamed Mursi tuvieron lugar este viernes en Egipto, donde las fuerzas de seguridad usaron cañones lanza agua y dispararon al aire en las inmediaciones del palacio presidencial, en momentos en que manifestantes opositores les arrojaban cocteles molotov y piedras.
La presidencia advirtió en un comunicado que las fuerzas de seguridad iban a "actuar con la mayor firmeza para aplicar la ley y proteger los edificios públicos", recalcando que "las fuerzas políticas que hayan incitado (a llevar a cabo actos de este tipo) tendrán que asumir la total responsabilidad".
El compromiso asumido por el conjunto de las fuerzas políticas para evitar actos de violencia, tras los que dejaron 56 muertos en una semana, no bastó para evitar estos nuevos choques, en un país dividido entre partidarios y adversarios de Mursi, primer presidente civil e islamista de Egipto.
Miles de personas se manifestaron en El Cairo y otras partes de Egipto contra Mursi, acusado de traicionar los ideales de la revolución que provocó la caída en 2011 del régimen de Hosni Mubárak, tras tres décadas en el poder, y permitió acceder al poder al mandatario islamista.
En El Cairo, los manifestantes quemaron neumáticos gritando "el pueblo quiere la caída del régimen", tal como coreaban antes del derrocamiento de Mubarak.
"Lárgate", gritaban los manifestantes que, a pesar de la lluvia, coparon después de la oración del viernes las principales avenidas de la capital egipcia que convergen en la simbólica plaza Tahrir.
Un número importante de manifestantes, con carteles que pedían "justicia" para las decenas de muertos registrados en las manifestaciones de los últimos diez días, se dirigió hacia el palacio presidencial de Heliópolis, en la periferia de El Cairo, donde se reforzaron las medidas de seguridad.
"Libertad" o "Mursi es ilegítimo", coreaban los manifestantes que recorrieron las principales avenidas de la capital, con banderolas que reclamaban "justicia" para las víctimas de los enfrentamientos, que se iniciaron un día antes del segundo aniversario de la caída de Mubarak.
En las principales ciudades del resto del país también hubo manifestaciones convocadas por la oposición, en particular por el Frente de Salvación Nacional (FSN).
Así, miles de personas se manifestaron en Alejandría y Port Said (noreste).
El FSN exige el fin de la "monopolización" del poder por parte de los Hermanos Musulmanes, la fuerza política de Mursi, así como la formación de un gobierno de salvación nacional y una revisión de la Constitución aprobada recientemente en un referéndum.
El jueves, en un documento auspiciado por la institución sunita Al Azhar, las principales formaciones políticas egipcias firmaron un documento que denuncia "cualquier tipo de incitación a la violencia".
El documento también destaca "la responsabilidad de proteger a los ciudadanos que tiene el Estado y su aparato de seguridad".
Además del gran imán de Al Azhar, Ahmed al Tayeb, la principal autoridad del islam sunita, participaron en el encuentro del jueves Mohamed El Baradei, figura destacada del FSN, principal coalición de la oposición, Amr Musa, otro dirigente de esta coalición, así como Saad al Katatni, jefe del Partido de la Libertad y de la Justicia, brazo político de los Hermanos Musulmanes.
"No queremos derramamiento de sangre ni destrucciones. Queremos libertad de expresión y queremos democracia", dijo Musa, exdirector de la Liga Árabe y uno de los principales dirigentes de la oposición.