Laura Chinchilla: Las crisis económicas deterioran los procesos electorales

La jefa de la Misión de Observación Electoral de la OEA en las elecciones brasileñas hace un balance de las virtudes y retos del gigante sudamericano. Además, da su valoración general tras ser testigo de otros comicios en Latinoamérica

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Durante 56 años, las misiones electorales de la Organización de los Estados Americanos (OEA) han fungido como criterio evaluador de los estándares de las votaciones en el hemisferio occidental. Por primera vez en este ciclo electoral en América Latina (2017-2019), una delegación del organismo visitó Brasil y estuvo presente en las últimas elecciones presidenciales del 2016 en Estados Unidos.

Esas observaciones, y también las que tuvieron lugar en México y Paraguay, fueron dirigidas por la expresidenta costarricense Laura Chinchilla Miranda, y se encontraron con panoramas caracterizados por su alta polarización, crisis políticas y económicas, candidatos altamente mediáticos y polémicos en sus declaraciones, el papel de las redes sociales en las campañas electorales y el auge de las noticias falsas como estrategia política.

Después de la segunda ronda en Brasil, el 28 de octubre, y de la publicación del informe preliminar de la Misión de la OEA, la exmandataria conversó con La Nación sobre su valoración del proceso de este país suramericano e hizo un balance general de América Latina.

– Durante elecciones en Brasil circularon mensajes que buscaban deslegitimar el papel del Tribunal Supremo Electoral e incluso de la OEA. ¿Cuánto repercutió la polarización en la imagen de esas organizaciones?

– Lo más notable de las elecciones en Brasil es que a pesar del clima altamente polarizado y cargado de mucha tensión que precedió al día de las elecciones, las votaciones en sí mismas se gestaron de forma normal y armoniosa, con un mínimo número de incidentes. Era todo lo contrario de lo que se reflejaba en algunas campañas masivas al querer insinuar que había dudas sobre el sistema de voto electrónico. Ya son muchos años utilizando ese modelo electoral en Brasil y hay una confianza sólida en este sistema.

– No es la primera elección altamente polarizada, recientemente también pasó en Estados Unidos. ¿Qué retos le plantea a la OEA tal situación?

– Las misiones de observación electoral están principalmente enfocadas a poder garantizar que los estándares básicos, asociados con elecciones libres y competitivas, se cumplan. Propiamente, el contexto no alcanza a los objetivos de la misión, pero ciertamente incide en el proceso. Por ejemplo, en esta ocasión la extrema polarización y la campaña tan fuertemente asentada, más que en propuestas más bien en ataques, hizo que el papel de las redes sociales y, principalmente las campañas de desinformación, buscaran un impacto al cuestionar la calidad de las instituciones. En Brasil, por primera vez la OEA fue víctima de fake news (noticias falsas) en una campaña electoral.

– ¿Le sorprendieron los resultados en Brasil? ¿El ambiente los reflejaba?

– Las encuestas, que es cierto que no siempre han acertado, en este caso venían apuntando a una tendencia muy sostenida con amplios niveles de diferencia entre los candidatos. Lo que sí parecía estar claro era quiénes iban a pasar a la segunda ronda electoral y pues sí, esa fue más disputada; sin embargo, los resultados fueron sin sorpresa. Hubo un voto masivo para el candidato triunfador, no solamente con la papeleta presidencial, sino también en elecciones de gobernaciones, Cámara de Diputados y Senado.

– En Brasil el voto es obligatorio, a diferencia de nuestro país ¿Cómo valora la OEA esta condición en el país suramericano?

– Cada país se da su propio modelo electoral y generalmente está asociado a elementos de cultura política o institucional y uno no puede necesariamente aplicar, sin algún tipo de consideraciones, algunas de las normas de unos países a otros. En el caso de Brasil, efectivamente el voto es obligatorio, la gente lo ha aceptado que está bien que se imponga de esa manera.

“El voto obligatorio hace que las votaciones en Brasil sean altas, muchas veces por encima del 80%, como lo fue en esta ocasión. La gente participa y hay enormes facilidades de acceso. Si lo comparamos con Costa Rica, es un sistema electoral relativamente joven, pero es muchísimo más eficiente. Estamos hablando de que tienen que movilizar cerca de 147 millones de votantes, votando en muchas papeletas, no solamente para presidente, sino también gobernadores, concejos municipales, cámara baja y alta, y tan solo en un periodo de dos horas pueden dar los resultados”.

“Que se despreciara por parte de un candidato el papel que tienen los debates en los medios de comunicación nos preocupaba”

– El informe de la OEA tiene recomendaciones sobre el financiamiento de los partidos. Esto, tomando en cuenta los escándalos de corrupción recientes ¿qué retos le presenta a Brasil?

– Desde el punto de vista de prácticas electorales, Brasil es un modelo ejemplar en utilización de la urna electrónica como un método alternativo al voto tradicional. Creo que han pasado unas normas de financiamiento interesantes que buscan reducir la influencia del sector corporativo en las elecciones, motivado en los escándalos de corrupción, se prohíbe totalmente el aporte de personas jurídicas. Estamos valorando que se aplicaron con rigor, aún así hay varias denuncias que deberán revisarse por las autoridades electorales.

“Cuando yo lo comparo con Estados Unidos, por ejemplo, no puedo dejar de indicar que Brasil ofrece un terreno mucho más riguroso que otros países en cuanto a financiamiento. La participación en la política de las mujeres es una faltante, pero no en el proceso electoral: cerca del 60% de las personas en mesas son mujeres y casi 70% de los fiscales son mujeres. A pesar de que mejoró la representación en el Congreso, en esta ocasión a duras penas logró alcanzar un 15%. Por ahí creo que van los retos”.

– Se suman las noticias falsas…

– El caso de Brasil se ha vuelto especialmente notorio en que por primera vez se observó a nivel global unas elecciones en donde las campañas de desinformación, que ya se habían inaugurado fuertemente en las elecciones de los Estados Unidos en el 2016, en Brasil tuvieron lugar utilizando una red privada de mensajería como lo es Whatsapp. Estamos ante retos concretos sobre cómo trabajar pensando en que es una red con mensajes encriptados y protegidos, diferente a lo que podría trabajarse con redes abiertas como Facebook o Youtube. Ahí también hay un desafío muy grande.

– En ese contexto cobra importancia el papel de la prensa y durante la campaña se reportaron ataque a los periodistas ¿Qué recomienda la OEA para enfrentar este tipo de ataques?

– Nos preocupa cada vez que se dan ataques a los medios con poco fundamento, cuando se les niega acceso a las fuentes de información o cuando se discrimina entre uno y otros medios de comunicación o se les prefiere. Por ejemplo, que se despreciara por parte de un candidato el papel que tienen los debates en los medios de comunicación nos preocupaba. Las recomendaciones lo que buscan es llamar la atención en esos elementos y procurar que se adopten para permitirle a los medios su trabajo de fiscalización del poder público.

– Usted ha observado otras elecciones en la región como representante de la OEA. ¿Presentan rasgos comunes entre ellas?

– No hay duda que en este momento si en algo podemos decir que nuestra región ha avanzado con sus estándares democráticos ha sido precisamente en la organización de procesos electorales. Sin embargo, yo diría que hay dos retos importantes: uno que se arrastra de muy atrás y otro más bien ligado a las nuevas tendencias tecnológicas.

"El primero es que todavía en muchos países hay grandes faltantes en la transparencia del financiamiento. El principal problema que critican los ciudadanos de nuestra región es la corrupción en el sector público, las alianzas entre el sector corporativo y el público que se establecen muchas veces en la campaña electoral.

“El segundo reto es el papel de las redes sociales y su utilización en las campañas, hay que entender que son una oportunidad que permite acercar a los candidatos con los votantes, por ejemplo, pero también se da el factor de desinformación. Ese seguirá siendo un gran reto, no solamente en elecciones, sino en general para la democracia”.

– ¿Gira América Latina hacia la derecha?

– En cuando a tendencias políticas, lo que le puedo decir es que a punto de cerrar el ciclo electoral en América Latina, aunque todavía falta poco más de un año para eso, estamos con más de nueve elecciones organizadas de 15 que tendrán lugar en 48 meses y al día de hoy podemos decir que hay elementos comunes en cuento a clima electoral.

"El primer término es que está predominando el voto en término más negativos que propositivos; es decir, se busca castigar a alguien más que votar en función de algunas de las ideas. Son votos que sancionan a los que se encuentran en el poder y esto ha generado varios escenarios de cambio. No necesariamente predomina un interés sobre las plataformas partidarias y sus contenidos, sino más sobre las personas y sus características. Son, en general, escenarios de altísima polarización: estoy con uno en tanto el otro representa una visión totalmente opuesta a la que yo defiendo, aunque no se debaten las ideas a profundidad.

"Y lejos de lo que muchas veces se pretende sugerir de que el péndulo otra vez se inclina hacia la derecha, porque estuvo en algún momento en la izquierda, más que eso la gente lo que busca sencillamente es protestar por aquello que le molesta. Y le molesta cosas que de alguna manera generan una justificación a esa actitud: ciclos económicos recesivos, violencia exacerbada o la corrupción, bastante generalizada en la región.

“Son votos que lo que buscan es un cambio, pero no necesariamente ese voto es un cambio ni necesariamente está validando una ideología en particular; como resultado es más probable que terminemos ese ciclo electoral con más gobiernos de centro derecha o derecha en comparación con lo que vivimos hace algunos años, pero no necesariamente porque así lo tengan conscientemente los votantes”.

“América Latina no logra salir de una especie de círculo vicioso de mediocridad”.

– Ante ese cambio ¿cuáles son los retos de la izquierda?

– Yo creo que son los mismos retos para todos, no importa la ideología. Hay que reconocer que América Latina no logra salir de una especie de círculo vicioso de mediocridad, estamos postergando muchas de las tareas inacabadas en esta región. Cuando creemos que hemos avanzado mucho en materia de crecimiento económico, una nueva crisis nos echa para atrás y con ellos echa para atrás los indicadores sociales que se han alcanzado. Desafortunadamente, y quizás lo que más me preocupa, es que veo que muchas de estas crisis económicas empiezan a impactar la calidad de los estándares electorales.

"Los ejemplos más visibles de que esto es así son Venezuela y Nicaragua; es decir, las elecciones se respetan y se utilizan para acceder al poder, pero una vez que se llega se procura promover reformas para no dejarlo, para procurar reelecciones sin límites. Se empiezan a manipular las instituciones electorales para que los resultados indefectiblemente le den el voto a quien no quiere dejar el poder. Esas tendencias autoritarias siguen ahí, gravitando en la región.

“En Bolivia viene un reto grande: pareciera que el presidente actual quiere volverse a reelegir a pesar de que hubo un referendo en el que la población votó negativamente y me parece que es lo mismo que va a aplicar para algunos gobiernos que están a punto de tomar el poder después del ciclo electoral. Izquierda o derecha, tenemos tareas pendientes de gran calado, reformas estructurales que nos permitan avanzar con sostenibilidad hacia el desarrollo y procurar que nuestra democracia no involucione”.