Ban “pide el cese inmediato de todas las operaciones militares, así como la retirada de todas las fuerzas y elementos armados de Abyei y que desistan de cualquier acto de antagonismo”, dijo ayer su portavoz, Martin Nesirky.
Asimismo, instó a las partes a que cumplan con sus compromisos previos para mantener la paz y la seguridad en el área de Abyei, además de que inicien “discusiones serias” antes del 9 de julio para encontrar un acuerdo final sobre la situación de esa región.
El máximo responsable de Naciones Unidas repudió el ataque a instalaciones de la ONU, que dejaron heridos a dos cascos azules y pidió castigo a los responsables.
Abyei es una zona rica en petróleo que, debido a complejidades tribales, quedó al margen de los acuerdos de paz firmados entre el norte y el sur de Sudán en 2005 y que conducirán en julio próximo a la independencia de este último.
El Gobierno de Jartum insistió el domingo en que no va a retirar las tropas que desplegó el día anterior en Abyei hasta que haya nuevos preparativos de seguridad con el Ejecutivo del sur de Sudán.
La escalada de violencia en Abyei comenzó a mediados de la semana pasada debido a la muerte de 22 soldados en el norte de esa región, durante un ataque lanzado por supuestas tropas del sur, según las autoridades de Jartum.
A las palabras de Ban se sumó la Misión de la ONU en Sudán, que condenó los incendios y saqueos en ese área por individuos armados.
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