Damasco AFP La ONU clamó ayer por un cese al fuego en la sitiada ciudad siria de Cuseir, al afirmar que hasta 1.500 heridos atrapados en esa localidad necesitan ayuda desesperadamente.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo que las fuerzas del gobierno de Bashar al-Asad y los rebeldes deben dejar salir a los civiles de Cuseir, escenario de una creciente batalla desde hace más de dos semanas.
Los rebeldes luchaban ayer en defensa de sus últimas posiciones en la ciudad, sometida a una lluvia de fuego por parte de las tropas gubernamentales apoyadas por hombres del Hezbolá libanés.
Los dirigentes opositores saludaron la resistencia de los rebeldes en Cuseir y reiteraron sus condiciones para participar en una posible conferencia internacional, entre las cuales figura la salida del presidente Asad y “la interrupción inmediata de las operaciones militares de las fuerzas del régimen, del Hezbolá y de Irán”.
Las posiciones rebeldes son sometidas a bombardeos constantes por parte de la artillería del ejército, que busca retomar el control de la ciudad para abrir un pasaje entre la capital, Damasco, y el litoral.
El régimen sirio ya dio su apoyo inicial a la conferencia para tratar de poner fin al baño de sangre que ya costó la vida a 94.000 personas desde marzo de 2011.
Mientras tanto, en un nuevo desborde del conflicto al vecino Líbano, seis cohetes lanzados desde Siria cayeron en la región de la Békaa, en el este libanés, en un sector próximo a la zona controlada por el Hezbolá, aunque no dejó víctimas.
En el plano diplomático, el secretario de Estado de EUA, John Kerry, exhortó a Rusia a no entregar armas a Siria para no poner en peligro la conferencia de paz.