El Paso, EE. UU. El servicio de vigilancia fronteriza de Estados Unidos dijo este miércoles estar desbordado por el “enorme flujo” de familias migrantes que llegan al país y pidió más recursos al Congreso, al tiempo que el Departamento de Seguridad Interior (DHS) anunció medidas adicionales de protección, tras la muerte de un segundo niño de origen guatemalteco que estaba en custodia.
El menor de ocho años falleció poco antes de la medianoche del 24 de diciembre tras haber presentado síntomas de una enfermedad infectocontagiosa –que no fue especificada– durante la jornada. Esta tragedia se produjo cerca de 15 días después de la muerte de otra niña migrante, de siete años, que también estaba detenida tras cruzar la frontera de forma ilegal junto a su padre.
Frente a la ola de críticas, la secretaria de Seguridad Interior (DHS), Kirstjen Nielsen, ordenó tomar medidas adicionales de protección.
“Bajo mi mando, todos los niños que estén en custodia en el servicio de vigilancia de fronteras, van a ser sometidos a un examen médico exhaustivo”, indicó la funcionaria.
El menor fue identificado por las autoridades guatemaltecas como Felipe Gómez. Tenía ocho años y había salido junto a su padre, Agustín Gómez, de la localidad indígena maya-chuj de Nentón, en el departamento de Huehuetenango, en el oeste del país, cerca de la frontera con México.
Según el Departamento de Seguridad Interior, un 60% de las personas que cruzan la frontera sin papeles son niños o familias, un cambio para el cual las instalaciones no están preparadas.
El comisionado del servicio de vigilancia de fronteras de Estados Unidos (CBP), Kevin K. McAleenan, alegó que la agencia es incapaz de gestionar la llegada de miles de personas y que sus recintos fueron construidos hace décadas pensados para albergar a hombres que cruzaban solos la frontera.
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“Necesitamos ayuda del Congreso. Necesitamos un presupuesto para cuidados médicos y mentales para los niños que están en nuestras instalaciones”, expresó a la cadena CBS News.
Nielsen señaló que en los últimos dos meses los agentes han detenido a 140.000 personas en la frontera sur, frente a una cifra de 75.000 en el mismo periodo del 2017.
El comisionado indicó que espera que para el final del año 25.000 niños migrantes estén detenidos en instalaciones estadounidenses, un nivel sin precedentes.
“Es un flujo enorme, esto es muy diferente de lo que hemos visto antes”, afirmó el funcionario, y agregó que la epidemia estacional de gripe supone un desafío con respecto a la capacidad de las autoridades para velar por el bienestar de los menores.
Según información del Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala, el niño y su padre fueron detenidos el 18 de diciembre tras haber cruzado clandestinamente la frontera hacia Estados Unidos por la ciudad de El Paso, en Texas. El 23 fueron trasladados a la estación de Alamogordo, en el estado vecino de Nuevo México.
Al día siguiente, Felipe Gómez fue transferido a un centro hospitalario tras mostrar síntomas de enfermedad. El personal le diagnosticó un resfriado común y más tarde descubrió que tenía fiebre. Fue dado de alta a mitad de la tarde, con recetas de ibuprofeno y amoxicilina. Más tarde, tuvo que volver al centro de salud tras presentar náuseas y vómitos y finalmente murió poco antes de la medianoche.
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Esta muerte se suma al fallecimiento el 8 de diciembre de la niña guatemalteca Jakelin Caal en el hospital de El Paso, Texas, por causas todavía no esclarecidas, luego de haber sido detenida junto a su padre el 6 de diciembre luego de cruzar ilegalmente la frontera desde México.
Después de la muerte del segundo menor, McAleenan anunció que la agencia estaba “realizando controles médicos secundarios a todos los niños bajo el cuidado y custodia de CBP” y “revisando sus políticas con especial atención al cuidado y custodia de niños menores de 10 años”.
El caso de Jakelin generó indignación en Estados Unidos y una delegación de congresistas que visitó las instalaciones donde estuvo detenida la niña denunciaron “fallos sistémicos” en el proceso y condiciones de higiene deplorables.
Al Green, miembro de la Cámara de Representantes por el estado de Texas, quien formó parte de una delegación que visitó las instalaciones donde murió Jakelin Caal, se expresó en contra de la construcción del muro en la frontera con México.
“Señor presidente, ¿cuántas vidas deben perderse antes de que reconozcamos la magnitud de esta crisis humanitaria. Un muro no va a arreglar esta tragedia humana”, manifestó.
“La trágica muerte de un niño inocente el día de Navidad nos rompe el corazón a todos”, expresó Nancy Pelosi, líder de la bancada demócrata en la Cámara de Representantes.
NEW: Nancy Pelosi says Democrats will investigate the death of second migrant child in U.S. custody. https://t.co/vtNMFcmATY pic.twitter.com/H98cstFuJ4
— ABC News (@ABC) December 26, 2018
Para contener la inmigración, Trump quiere construir un muro en la frontera con México cuyo presupuesto de unos $5.000 millones, el cual es objeto de pugna con la oposición demócrata que ha provocado un cierre parcial del Gobierno Federal desde el sábado.
El presidente prometió que no cederá hasta que consiga los fondos para la barrera.