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El inmueble se denomina Yaakunah, que se deriva de la lengua maya. Yaakun significa amar y Nah quiere decir casa. (Alejandro Cristiá y Fabián Umaña para LN)
Apartamentos compuestos de cuatro u ocho cubos de nueve metros cuadrados, con terrazas verdes en las que se cultivarían plantas para consumo y con locales comerciales en su área inferior, donde los vecinos emprendedores puedan vender sus productos.
Este es el concepto detrás de la propuesta de una residencia social y sostenible ideada por los arquitectos Alejandro Cristiá, puertorriqueño, y Fabián Umaña, costarricense, quienes ganaron el concurso Vivienda social sustentable en nuevas centralidades: reduciendo vulnerabilidades, lanzado por la organización guatemalteca de arquitectura G-22.
El certamen (abierto para profesionales de distintos países) planteaba el reto de diseñar un nuevo hogar para los sobrevivientes de un derrumbe de un cerro, ocurrido el 1 de octubre del año pasado en una comunidad guatemalteca llamada El Cambray 2. La tragedia dejó 280 fallecidos y cientos de viviendas quedaron bajo tierra.
Ahora, la propuesta de Cristiá y Umaña, diseñada en suelo costarricense, será la base del proyecto de reconstrucción. Este se discutirá con las autoridades municipales de El Cambray 2 y podría sufrir algunas modificaciones.
La cantidad de familias que se verían beneficiadas serían entre 40 y 50, lo cual equivale a alrededor de 155 personas.
Los ganadores, por su parte, tendrán la oportunidad de recibir un curso de vivienda social en Guatemala para ampliar sus conocimientos en la materia.
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El proyecto plantea en su diseño la existencia de locales comerciales en la parte inferior del inmueble, para que los vecinos emprendedores puedan vender sus productos y obtener así ingresos. (Alejandro Cristiá Batista y Fabián Umaña para LN)
Módulos habitacionales
La iniciativa se denomina Yaakunah: yaakun significa amar en maya y nah quiere decir casa.
Los arquitectos, ambos de 27 años, propusieron construir varios módulos, que consisten en cubos de nueve metros cuadrados hechos con marcos rígidos de "acero corten", que se emplea en los contenedores de transporte.
Las paredes y ventanas de los cubos podrían ser de acero, vidrio o madera.
Al unirse cuatro cubos, se forma un apartamento de 36 metros cuadrados para familias de cuatro personas, mientras que el enlace de ocho cubos crea un apartamento de dos pisos de un área de 72 metros cuadrados, para familas que tienen entre seis y ocho integrantes.
"Consiste en generar por medio de modulaciones un resultado o un producto sencillo de armar, que pueda ser replicado fácilmente en distintas zonas afectadas", expresó el arquitecto Alejandro Cristiá.
Según él, este tipo de construcción modular y de fácil ensamblaje es más económica.
"Como es prefabricado ya se sabe la metodología de ensamblaje, ya se sabe cómo se construye y se puede hacer de previo e industrialmente. Entonces, hay un gran ahorro en recursos, en mano de obra, en transporte, en traslados, en todo prácticamente.
"En una construcción común usted necesitaría gente capacitada para hacer zanjas, para excavar, otra gente apta para poner bloques, otra para la estructura del techo, otra para hacer repello. Pero, aquí ya todo está predefinido, uno solo llega a instalar los módulos con base en la necesidad del usuario...", detalló Cristiá.
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Cada apartamento está hecho de cuatro u ocho cubos de nueve metros cuadrados. (Alejandro Cristiá y Fabián Umaña para LN )
El último nivel tiene terrazas verdes en las que los vecinos podrían cosechar sus propios alimentos, que asimismo venderían en el área comercial.
Por otro lado, al tener vegetación en ese espacio se reduce la temperatura, lo cual crea un ambiente más agradable y sostenible.