Roma. “Hay tantos niños que han sufrido abusos sexuales”, reconoce Vincent Moba, el sacerdote de Zambia que recibió este miércoles en Roma el diploma de “protector de la infancia” de la renombrada Pontificia Universidad Gregoriana, el ateneo de los jesuitas.
Después de haber asistido durante cinco meses a un curso interdisciplinario en el Centro para la Protección de Menores, el sacerdote africano, de 47 años, entró a formar parte de una red internacional de expertos en la lucha contra el abuso sexual en todos los estratos de la sociedad, incluida la Iglesia.
El ciclo de estudios fue coordinado por el padre jesuita alemán Hans Zollner, psicólogo y psicoterapeuta, uno de los mayores expertos en el tema, quien ha formado en los últimos cuatro años a unos 80 estudiantes, entre sacerdotes, monjas y laicos.
Los graduados el miércoles provienen de 13 países, entre ellos Sudáfrica, Kenia, India y Tailandia.
Seis de ellos aplicarán para obtener una maestría que combina Psicología, Psiquiatría, Derecho, Sociología y Teología.
La experiencia de Zollner es clave por lo que figura entre los principales relatores de la cumbre que se celebrará a finales de febrero en el Vaticano a pedido del papa Francisco con todos los presidentes de las conferencias episcopales del mundo.
Una reunión inédita para reflexionar abiertamente sobre la protección de los menores en el seno de Iglesia.
“He aprendido cosas muy importantes en este curso que compartiré con los otros”, expresó el padre Moba, decidido a hablar de ese delicado tema con sus compatriotas.
“Algunas personas piensan que si duermen con un menor de edad se van a curar del SIDA o que se vuelven ricas. Son creencias que están destruyendo nuestra cultura”, explicó el sacerdote africano, enviado a Roma por su congregación religiosa para participar en la cruzada mundial de la Iglesia contra el abuso de menores.
Otra diplomada escucha con atención las presentaciones de sus compañeros de salón, en particular las de los asiáticas y africanos.
Se trata de la monja checa Martina Vintrova, especializada en Derecho Canónico, que trabaja en un tribunal eclesiástico.
“Varias víctimas de abusos sexuales por parte de religiosos me han buscado, tal vez porque soy una mujer y por mi título en Derecho Canónico. Cuando comencé a ayudarlas me di cuenta de que necesitaba una formación más completa”, confesó.
"Diez víctimas ya me contactaron. Después de escucharlas entendí que hay muchas más. La gente, los sacerdotes y los obispos piensan que no es un gran problema. Pero yo creo que un nuevo escándalo está por estallar", sostiene.
Tras el curso asegura que ha aprendido a "hablar más fácilmente con las víctimas y a elegir las palabras correctas", confiesa.
"¡Es que debemos hacer de todo para detener esto!", clama.
Teoría y práctica
El curso combina teoría y práctica, según explicó padre Hans Zollner e incluye lecciones de Psicología para identificar las conductas que develan que una persona ha sido víctima en el pasado de abusos sexuales.
"Sabemos que han ocurrido abusos en todo el mundo y por eso necesitamos expertos en ese campo. De manera que africanos hablen con africanos, asiáticos con asiáticos y así. Que sepamos hablar con todos de las conductas sexuales reprensibles", explicó.
El padre Zollner suele ser invitado en todo mundo para hablar del fenómeno. “Las cosas están cambiando, he visitado 60 países en todos los continentes para hablar sobre ese tema”, reconoció.
"Estuve en Malasia, un destino impensable hace dos años", recalcó satisfecho.
Pese a ello, se trata siempre de una tarea difícil y dolorosa.
“En una cultura budista como la de Birmania o en una sociedad confuciana como la de Corea del Sur, hablar de sexualidad sigue siendo un tabú. Tal como en algunos sectores de la Iglesia Católica”, admitió.