Santiago. El papa Francisco llegó a Chile el lunes por la noche para iniciar una visita de tres días que incluirá recorridos por tres ciudades del país y durante la cual deberá encarar el conflicto que han generado los escándalos por abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes, además de preocupaciones por la situación de indígenas e inmigrantes.
Desde que el avión papal tocó la pista, el Pontífice tardó muy poco en bajar del avión y fue recibido por la presidenta Michelle Bachelet y dos niños. También lo saludó el cardenal Arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati.
El jefe de la Iglesia católica se despojó de su solideo en cuanto inició el descenso por la escalerilla debido al fuerte viento que agitaba su sotana.
Una orquesta juvenil interpretó un par de canciones mientras Francisco los escuchaba y sonreía.
En este primer viaje de un pontífice a Chile en tres décadas, Francisco, de 81 años, se encontrará con la población más desconfiada con la Iglesia católica de Latinoamérica, según un reciente estudio.
Los abusos sexuales en el seno de la Iglesia han contribuido a esta percepción.
Un grupo de activistas de varios países pidieron este lunes al Papa en Santiago que cambie “perdones por acciones” para desterrar la pederastia y lanzaron una organización internacional contra el abuso infantil que pretende acabar con estas prácticas y sentar en los tribunales a los culpables.
“En Chile hay obispos que han encubierto y que deberían estar en la cárcel o deberían estar destituidos y le pedimos al papa concretamente en Chile, acciones, no perdones”, sostuvo Juan Carlos Cruz, integrante de la Fundación para la Confianza.
El caso más mediático en Chile es el del obispo Juan Barros, quien fue nombrado por Francisco en la diócesis de Osorno, 930 kilómetros al sur de la capital, pese a saber que estaba acusado de encubrir a su mentor, el cura Fernando Karadima, el mayor cura pedófilo de la Iglesia católica chilena.
Barros había sido rechazado por los laicos de Osorno previo a su nombramiento y era común que si llegaba a una parroquia, varios feligreses se retiraran o no quisieran comulgar, dijo el vocero del movimiento de laicos, Juan Carlos Claret.
Y es que el Papa llegó a un país en pleno cambio social que acaba de aprobar el aborto terapéutico y tramita en el Parlamento el matrimonio homosexual, tras la adopción de la unión civil de parejas del mismo sexo.
“Lo recibe un país que ha cambiado desde la visita de Juan Pablo II. Somos una sociedad más justa, libre y tolerante, pero con desigualdades que requieren del mensaje de esperanza”, tuiteó Bachelet.
¡Bienvenido a Chile, Papa Francisco! Lo recibe un país que ha cambiado desde la visita de Juan Pablo II. Somos una sociedad más justa, libre y tolerante, pero con desigualdades que requieren del mensaje de esperanza de un hermano espiritual de Alberto Hurtado. #FranciscoEnChile pic.twitter.com/RQl2ji373q
— Michelle Bachelet (@mbachelet) January 15, 2018
El líder del catolicismo tiene previsto un encuentro con la presidenta, agnóstica confesa e impulsora de esta transformación social, quien entregará el poder el 11 de marzo al conservador Sebastián Piñera.
La seguridad es uno de los quebraderos de cabeza para las autoridades chilenas, pues durante su visita habrá tres misas multitudinarias en las tres ciudades que visitará así como varios recorridos en papamóvil.
Como suele ser habitual, Francisco saludó a los centenares de personas que lo aguardaban frente a la Nunciatura.
Las autoridades esperan que cerca de 1,2 millones de personas -buena parte de ellas, argentinas, bolivianas y peruanas- acudan para ver al Papa, quien será resguardado por unos 18.000 policías.
Presión al Papa
La agenda del viaje del Papa establece que el tema prioritario de la visita será la situación de los indígenas y los inmigrantes, aunque en Chile se han dado protestas por los abusos de religiosos que parecieran haber sido tolerados por la jerarquía eclesiástica, por ejemplo, el que aborda el mismo Pontífice en una carta fechada en marzo de 2015 en la que Francisco admite que tenía previsto pedir la renuncia a Barros y darle un año sabático.
Para algunas de las víctimas, la publicación de la carta les hizo revivir su situación.“Yo vengo desde el infierno, de un lugar que no tiene futuro", expresó el doctor víctima de abuso cuando estudiaba en una de las escuelas de los Hermanos Maristas.
El caso de los maristas no se dio a conocer hasta el 2017 y fue revelado cuando exalumnos que también sufrieron abusos se estaban organizando por Internet para reunirse y contar qué les pasó.
Mariano Varona, uno de los provinciales de la congregación, admitió en agosto pasado que el religioso Abel Pérez les confesó en el 2010 que había abusado de 14 muchachos y solo lo denunciaron siete años después.
Los casos siguen resonando y la semana pasada la estadounidense Anne Barret Doyle dio a conocer un sitio web que describe presuntos abusos sexuales a menores en diversos países.Según BishopAccountability.org, los chilenos incluidos son 78, todos menores.
Respaldo a indígenas
Por otra parte, Francisco, quien se ha erigido en defensor de los indígenas del continente, denunciará en la ciudad de Temuco los abusos sufridos por la comunidad mapuche, una minoría cada vez más radicalizada que reivindica sus tierras ancestrales y sus tradiciones.
El jueves, en Iquique, importante lugar de tránsito migratorio, concluirá su visita con otra misa en una playa a orillas del océano Pacífico.
“Su visita es una bendición para los migrantes. Ojalá su voz le dé más sensibilidad a los chilenos con todos los que llegamos”, dic Carolina, una venezolana de 24 años.
Desde Iquique el papa argentino viajará a un Perú en plena convulsión política y social por el indulto al expresidente Alberto Fujimori, que había sido condenado a 25 años por corrupción y crímenes de lesa humanidad.