París. Sin manifestaciones ni desfiles. El planeta celebró confinado el 1.° de mayo, debido a la pandemia del nuevo coronavirus que se ha cobrado casi 235.000 vidas y socava la economía mundial, a la vez que sigue alimentando la tensión entre Estados Unidos y China.
El Día Internacional del Trabajo, festivo en muchos países (con excepciones como Estados Unidos, Canadá o Australia) transcurrió sin concentraciones, por primera vez en la historia de los sindicatos, que llamaron a otras formas de movilización, en los balcones o en las redes sociales.
Como en Indonesia, donde la principal confederación desplegó pancartas en 200 ciudades e invitó a "manifestarse desde casa", o en Zaragoza (España), donde los ciudadanos se manifestaron desde el coche, sacando banderines y pancartas por la ventanilla.
La principal reivindicación es que se garanticen los salarios pues, al igual que en el resto del mundo, la pandemia obligó a innumerables empresas a reducir o suspender su actividad.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), al menos 1.600 millones de personas podrían perder sus empleos debido al confinamiento y a la consecuente recesión histórica.
Por su parte, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) advirtió que decenas de países corren el riesgo de carecer de vacunas contra el sarampión por las restricciones en el transporte aéreo.
Estados Unidos, país más afectado con casi 63.000 fallecidos, registró más de 30 millones de solicitudes de ayudas por desempleo desde mediados de marzo, un récord.
Manifestaciones virtuales
Ante la ausencia de las tradicionales concentraciones en este 1.° de mayo del 2020, los trabajadores de todas partes del mundo fueron convocados a celebrar este día, feriado en muchos países, con “manifestaciones virtuales” en las redes sociales o en sus ventanas, con pancartas y caceroladas.
“Este primero de mayo es diferente a cualquier otro”, resumió el presidente francés, Emmanuel Macron.
Por primera vez, desde la prohibición de las manifestaciones durante las guerras de Indonesia y de Argelia en los años 1950 y 1960, no habrá concentraciones en Francia, en nombre de la lucha contra la propagación de la enfermedad covid-19.
Los sindicatos llamaron a los trabajadores a movilizarse de otra manera: conferencias y conciertos sin público a través de Internet o la publicación de fotos reivindicativas en las redes sociales.
Este día internacional, que tiene su origen en la lucha del movimiento obrero de finales del siglo XIX, está, según ellos, más de actualidad que nunca: la epidemia ha puesto de manifiesto el papel esencial que desempeñan algunas profesiones hasta ahora poco valoradas -en la sanidad, los comercios, la limpieza- y ha agudizado las tensiones sociales.
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La pandemia ha hundido la economía, con la paralización de industrias, comercios y servicios, y empujado a las filas del desempleo a hordas de trabajadores en todo el mundo.
En este contexto, fueron muchos los que en diferentes lugares optaron por no quedarse en casa.
La Policía turca detuvo este viernes a varios responsables sindicales que desfilaban en Estambul a pesar de la prohibición de salir.
En Filipinas, pequeños grupos desafiaron igualmente el veto para pedir ayudas públicas y condiciones laborales seguras. La policía anunció la detención de al menos tres personas.
En Grecia, donde el gobierno pidió aplazar cualquier manifestación al 9 de mayo, el sindicato PAME, afiliado a los comunistas, organizó en cambio una concentración delante del Parlamento, muy disciplinada y al son de cantos como Bella Ciao.
Cientos de participantes, con bufandas rojas y mascarillas, respetaron la distancia de seguridad de un metro, especificada con pegatinas rojas en el suelo.
En Alemania, un gran número de fuerzas de seguridad fue desplegado para hacer respetar la prohibición de manifestaciones de más de 20 personas, que pretenden infringir movimientos de izquierda radical, de ultraderecha y de seguidores de teorías conspirativas, opuestos a las medidas de confinamiento.
Una marcha más original tuvo lugar en el norte de España, donde la pandemia dejó casi 25.000 muertos. En la ciudad de Zaragoza, el Sindicato Intersindical de Aragón invitó a los trabajadores a desfilar cada uno en su vehículo, con mascarillas y guantes, y con carteles colgados en sus vehículos, según imágenes de las televisiones locales.
Prudencia
En Hong Kong, donde no se pueden celebrar reuniones de más de cuatro personas, los sindicatos cercanos al movimiento prodemocracia lanzaron llamados a manifestar en pequeños grupos y en las redes sociales. Sin embargo, finalmente no hubo ninguna marcha.
De forma general, prevaleció la prudencia así como celebraciones alternativas, como en Finlandia donde el Día Internacional del Trabajador coincide con la popular fiesta de “Vappu” que marca la llegada de la primavera, el 30 de abril y el 1.° de mayo.
El jueves por la noche, solo un grupo de personas se congregó en la plaza del mercado de Helsinki donde se suele desarrollar el festival, controlado este año por la Policía para vigilar que se cumplía la prohibición de reuniones de más de diez personas.
Los finlandeses se conformarán con eventos especiales en Internet, al igual que en Dinamarca -con el lema “juntos somos más fuertes, pero cada uno por su lado”-, en Suecia, en Noruega o en el Norte de África.
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En Francia, donde este día es feriado desde 1941, el gremio de trabajadores llamó a manifestar en las redes sociales, pero también a través de balcones y ventanas con pancartas, cantos o caceroladas.
En Italia, segundo país más golpeado por la pandemia con casi 28.000 muertos, el gran concierto organizado cada Primero de Mayo en Roma se celebrará este año sin público.
En La Habana, la emblemática Plaza de la Revolución, por la que desfilan cada año en esta fecha cerca de un millón de personas, según estimaciones oficiales, estaba este viernes desierta.
Por su parte, trabajadores de Honduras exigieron este viernes un “alto a la monstruosa corrupción” en el gobierno con los fondos de emergencia del covid-19, en una declaración para conmemorar un 1.° de mayo sin marchas por la pandemia.
“Es obligatorio luchar unificadamente por exigir al gobierno poner un alto a la monstruosa corrupción”, demandaron las tres centrales obreras en una declaración por el Día Internacional del Trabajador.