Cientos de personas participaron por la tarde en una masiva "cacerolada" en la Puerta del Sol de Madrid, donde el ruido de todo tipo de cacharros reemplazó al "grito mudo" con el que los "indignados" habían inaugurado el sábado las movilizaciones para conmerorar su primer año.
Esta ruidosa protesta dio paso a la cuarta y última gran asamblea popular en esta céntrica plaza madrileña, donde el 15 de mayo del año pasado había surgido el campamento de carpas y sacos de dormir que se convirtió durante un mes en el símbolo del hartazgo popular por la crisis.
El movimiento "va avanzando, se ha movido durante un año, aunque mucha gente creía que se iba a terminar", afirma Gastón Tagtachian, de 31 años, estudiante de fotografía argentino afincado en España.