Kabul. (AFP). El gobierno afgano asumió oficialmente este martes el control de la seguridad del país que estaba en manos de la OTAN desde 2001 y anunció que enviará emisarios a Catar para negociar con los rebeldes talibanes.
El proceso, que empezó en julio de 2011, acabó este martes con el traspaso por parte de la fuerza internacional de la OTAN (Isaf) a los afganos de los últimos distritos que todavía controlaba.
"A partir de ahora nuestras valientes tropas tendrán la responsabilidad de la seguridad y llevarán a cabo las operaciones", dijo el presidente Karzai en un discurso.
Las fuerzas afganas "toman el relevo con una gran determinación y se merecen el apoyo de todo el pueblo afgano", aseguró por su parte el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, durante la ceremonia oficial.
El traspaso del mando, que empezó en las zonas menos violentas de Afganistán, terminó este martes con 95 distritos de provincias donde la insurrección está muy presente: Kandahar, el bastión histórico de los talibanes, y Jost y Paktika, dos santuarios rebeldes en la frontera con Pakistán, en el sureste.
En teoría, la fuerza internacional de la OTAN en Afganistán sólo tendrá a partir de ahora un papel de apoyo (principalmente en caso de ataque aéreo) y de formación de los cerca de 350.000 miembros de las fuerzas de seguridad afganas, que incluyen soldados, policías y paramilitares.
La gran mayoría de los cerca de 100.000 soldados de la OTAN en Afganistán tienen previsto abandonar el país antes de que termine 2014. Sin embargo Estados Unidos, que proporciona los dos tercios de estas tropas, prevé mantener en el país un contingente de un número de soldados todavía por determinar.
Durante la ceremonia oficial con motivo del traspaso del control de la seguridad del país, el presidente afgano anunció que enviará emisarios a Catar para negociar con los rebeldes talibanes con el objetivo de poner fin a casi doce años de guerra en el país.
Los rebeldes no respondieron inmediatamente al anuncio del presidente afgano, que intenta en vano desde hace años abrir negociaciones con los rebeldes, pero hasta ahora estos últimos siempre se han negado a negociar con el gobierno de Karzai, al que consideran como una "marioneta de Estados Unidos".