París
La justicia francesa abrió este martes el primer proceso contra un ruandés acusado de complicidad en el genocidio de 1994, después de que las autoridades de Kigali acusaran durante años a Francia de apoyar a los genocidas.
El exoficial Pascal Simbikangwa, de 54 años y parapléjico desde un accidente sufrido en 1986, es juzgado en París en virtud de la "competencia universal" de la justicia francesa, que previamente se negó a extraditarlo a Ruanda.
El excapitán de etnia hutu, detenido en 2008 en la isla francesa de Mayotte, en el Océano Índico, está acusado de complicidad de genocidio y crímenes contra la humanidad. Se le imputa haber incitado, organizado y ayudado a cometer las masacres que dejaron 800.000 muertos entre abril y julio de 1994, montando retenes y armando a los milicianos apostados en ellos.
En ese breve lapso, las milicias hutus masacraron principalmente a tutsis, aunque también a hutus moderados.
Este martes, ante la corte, el acusado reconoció haber sido capitán en el ejército ruandés y luego en los servicios de inteligencia, aunque rechaza las acusaciones, que podrían costarle la cadena perpetua.
El gobierno ruandés, dominado por tutsis, se felicitó de que la justicia francesa, que está instruyendo unos veinte casos relativos a estos crímenes, al fin juzgue a un acusado del genocidio.
"La historia está en marcha. Siempre nos hemos preguntado por qué ha llevado veinte años (que Francia juzgue a un acusado del genocidio). Es tarde, pero es una buena señal", declaró el ministro ruandés de Justicia, Johnston Busingye.
El proceso durará de seis a ocho semanas, y de forma excepcional será filmado. La jornada de este martes está dedicada al resumen de las acusaciones y al comienzo del interrogatorio del acusado.
En total se espera que declaren unos treinta testigos ruandeses, algunos de ellos por videoconferencia.
Simbikangwa reconoce su proximidad con el primer círculo del poder hutu de la época, del que varios responsables han sido condenados por su papel en el genocidio . Sin embargo, niega estar implicado en las masacres.
Sus abogados, Alexandra Bourgeot y Fabrice Epstein, no dejan de decir que la instrucción es "floja", y que "las únicas acusaciones son testimonios". La justicia francesa, además, ha renunciado a juzgarlo por genocidio , y sólo ha retenido el cargo de "complicidad".
La defensa denuncia además un proceso político, que respondería al acercamiento entre París y Kigali después de tres años de ruptura de las relaciones diplomáticas, entre 2006 y 2009. Durante años, las autoridades ruandesas tutsis han acusado a Francia de haber apoyado a los genocidas.