Santiago. AFP El filántropo estadounidense Douglas Tompkins dejó un enorme legado conservacionista en Chile y Argentina, con cientos de miles de hectáreas de bosques preservadas, un proyecto no siempre comprendido y rodeado de suspicacias.
Fundador de la marca de ropa y material deportivo The North Face y de moda Esprit, Tompkins murió este martes de hipotermia, a los 72 años, mientras hacía una de sus grandes pasiones, el kayak, en las turbulentas aguas de la Patagonia chilena, el lugar que escogió hace 25 años para vivir y desarrollar su inmenso legado verde.
La muerte lo encontró cuando había logrado acallar a la mayoría de las voces contrarias a su proyecto conservacionista, que solo en Chile implica la preservación de unas 550.000 hectáreas de bosques nativos y especies de flora únicas, en su mayoría convertidas en parques nacionales.
Tompkins arribó a Chile en 1990 y sus primeros años vivió bajo sospecha. Su anuncio de comprar casi 300.000 hectáreas para crear el parque Pumalín, en Palena, al sur de Chile, generó suspicacias en un país que recién dejaba atrás la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Nunca antes se había planteado en Chile un proyecto de esa naturaleza: un filántropo extranjero que destinaba miles de millones de dólares para comprar hectáreas de bosque nativo con el fin de conservarlo.
En Argentina, Tompkins también libró una “guerra verde” con productores agrícolas que se oponían a su plan conservacionista en los Esteros del Iberá, una inmensa red de lagunas de unos 25.000 km² en el corazón de la provincia de Corrientes, limítrofe con Paraguay y Brasil y segundo humedal del continente detrás del Pantanal brasileño.
Con el paso de los años, a medida que fue cumpliendo sus promesas, sus proyectos tanto en Chile como en Argentina, fueron cada vez más aceptados.
Su personalidad introvertida –rara vez concedía entrevistas– aumentó las sospechas sobre sus intenciones.
“Su personalidad hosca, huraña e impenetrable nunca facilitó su relación con Chile. Tampoco él hizo mucho por espantar esas sospechas. Se encerró en su parque”, explicó el periodista Andrés Azócar, autor de la biografía Tompkins, el millonario verde.
Hoy su fundación administra en Chile seis proyectos de conservación: el Parque Pumalín, el Parque Nacional Corcovado, el Parque Nacional Yendegaia, el Melimoyu e Isla Magdalena, el Cabo León y el Santuario El Cañi. Otros cuatro son administrados en Argentina.
Tompkins vendió su marca de equipamiento deportivo The North Face en 1969. En paralelo, junto a su primera esposa y madre de sus dos hijos, Susie Tompkins Buell, había desarrollado la marca de ropa Esprit, convertida hoy en una popular cadena mundial, de la que se desprendió a finales de 1980.
Después de dejar el negocio textil y viajar por todo el mundo, Tompkins comenzó a planear sus arribo a Chile, país al que visitó por primera vez en 1961.
Nacido en 1943 en Nueva York y amante de los deportes extremos, encontró en el “final del mundo” el lugar ideal para desarrollar su proyecto de ecología profunda.
“Él pensó en otros lugares, pero ninguno tenía el precio por hectárea tan barato como el que encontró en el sur de Chile”, afirma Azócar.
Con su segunda mujer, Kristine, se instaló en el país y desde allí ambos desarrollaron su inmenso legado ecologista.
La muerte lo encontró 25 años después “pensando en el retiro” y con la intención de dejar “cero pesos en herencia” a sus hijos y nietos y donar todo su capital a proyectos de conservación en Chile y Argentina, como anunció a inicios de noviembre en la revista chilena Paula.