Naciones Unidas. Reuters y EFE. Un informe sobre el programa Petróleo por Alimentos para Iraq reveló ayer graves problemas de ineficiencia y corrupción en la ONU y despertó llamados a reformar el organismo.
El propio secretario general del organismo, Kofi Annan, asumió las responsabilidades que le caben en el relatorio del economista estadounidense Paul Volcker sobre la iniciativa.
Este programa, que permitió a Iraq durante los años del embargo en los 90, vender petróleo a cambio de bienes de primera necesidad, alcanzó un tamaño desproporcionado, pues llegó a mover $100.000 millones en venta de crudo y compra de alimento.
La ONU se vio desbordada en su gestión, pues no se aplicaron los controles necesarios, lo que generó corruptelas entre los altos funcionarios de la ONU y las empresas privadas participantes.
Culpable. "El informe es crítico conmigo personalmente y yo acepto estas críticas", dijo Annan.
Annan hizo esa declaración luego de que Volcker, quien dirigió la investigación durante más de un año, señalara al Consejo de Seguridad de quince naciones que sus miembros también compartían la culpa por el fracaso en supervisar el programa.
El resultado es "bastante embarazoso para todos nosotros", dijo Annan. "El comité investigador retiró la cortina y proyectó una áspera luz sobre los rincones más desagradables de la organización".
El informe del Comité de Investigación Independiente, dirigido por Volcker, expresidente de la Reserva Federal esta dounidense, no acusa a Annan personalmente de hacerlo mal dijo: "El desarrollo acumulado de gestión" del secretario general se quedó corto frente a un patrón que "la ONU debería esforzarse por mantener".
Volcker dijo al Consejo que el programa, que permitió a Sadam elegir a sus propios clientes, "fue un pacto con el diablo y el diablo tuvo medios para manipular el programa hasta su fin".
Recomendó la creación de un director de operaciones de administración además de un consejo fuerte e independiente de supervisión, reformas aún en disputa entre los miembros de la ONU.
"La conclusión inevitable es que la ONU necesita una amplia y profunda reforma, y que la necesita urgentemente", asegura el demoledor informe, el cuarto que se ha hecho sobre el programa.
"Hubo contrabando a gran escala, ganancias financieras ilícitas por parte de Iraq, hubo un claro abuso de las responsabilidades administrativas y también corrupción y todo ello ha menoscabado la confianza en la ONU", declaró Volcker.
Tras la presentación del informe, varios embajadores tomaron la palabra en el Consejo de Seguridad para apoyar la propuesta de Volcker y hacer una amplia reforma administrativa de la ONU.
"Necesitamos reformar la ONU de una manera que prevenga otro escándalo", señaló el embajador de EE. UU., John Bolton, para quien "la credibilidad de Naciones Unidas depende de ello".
En su opinión, lo más importante es considerar los defectos del programa para Iraq "como un catalizador para el cambio".