Washington. AFP y EFE La huelga de hambre que desde hace dos meses y medio tiene lugar en la prisión estadounidense en la bahía de Guantánamo , se amplió ayer y es seguida ahora por 92 de los 166 detenidos (un 55%), anunció un portavoz de la prisión.
La cantidad de huelguistas ha aumentado constantemente desde el inicio del movimiento el 6 de febrero y en comparación con las primeras cifras facilitadas por las autoridades militares, que informaron sobre 14 presos en huelga de hambre el 15 de marzo.
De los 92 huelguistas, 16 están siendo alimentados por tubos conectados directamente al estómago a través del tabique nasal, según el teniente coronel Samuel House. De estos 16 presos, dos fueron hospitalizados, pero no corren riesgo de muerte, precisó el portavoz de la prisión.
Protesta. Según los abogados de los presos , el movimiento se desencadenó el 6 de febrero, cuando los guardias de la cárcel, ubicada en la bahía cubana, examinaron ejemplares del Corán de los presos de una manera que estos consideraron profanación religiosa.
También afirman que los detenidos denuncian su encarcelamiento ilimitado desde hace 11 años, sin acusación ni proceso.
El martes, Carlos Warner, abogado defensor de varios de los presos que están en huelga de hambre, aseguró que, según sus informaciones, a la mitad de ellos se les está forzando a comer.
Las cifras oficiales dadas por el Pentágono sobre el número de presos en huelga de hambre asciende a la mitad de los 166 que se encuentran en la prisión, mientras que el abogado asegura que, según sus datos, son 130 los que la secundan.
Tampoco coinciden los datos sobre los que están siendo alimentados de manera forzosa, ya que un portavoz de la base naval, Samuel House, aseguró que solo están recibiendo líquidos 16 de ellos.
Warner asegura que la actitud del Ejército y del gobierno de Barack Obama respecto a la huelga “solo está aumentando las ganas de morir” de los presos.
Firmes. Desde que empezara el pasado febrero, cada vez más presos se han sumado a la huelga. La mayoría de ellos se encuentra en el Campo 6, el más grande de la prisión.
Los presos piden a las autoridades que les permitan entregar sus ejemplares del Corán y recibir otros después de que fueran inspeccionados de manera inadecuada en febrero, algo que, de acuerdo con los abogados, detendría la huelga de manera inmediata. Los guardas de la prisión hacen registros rutinarios en las celdas en busca de objetos con los que puedan dañar al personal de la prisión, médicos, abogados u otros detenidos. Asimismo, cada preso está autorizado a tener una copia del Corán.
Los guardas no pueden tocar esos ejemplares y, si los jefes militares lo consideran necesario, son linguistas musulmanes los que buscan en dicho libro.
Los presos ya han llevado a cabo varias huelgas similares a esta por idénticos motivos.