Tristeza e indignación por el incendio que destruyó el Museo Nacional de Río de Janeiro

Era el mayor museo de historia natural y antropológico de América Latina, con más de 20 millones de piezas y una biblioteca de más de 530.000 títulos

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Río de Janeiro. El incendio del Museo Nacional de Río de Janeiro destruyó la memoria de una ciudad que fue capital de un imperio y colocó en primer plano el debate sobre los recortes presupuestarios que amenazan la preservación de un patrimonio multisecular.

"No sirve solo llorar. Es necesario que el gobierno federal, que dispone de recursos, ayude al Museo a reconstruir su historia", afirmó este lunes ante el devastado edificio el director de la bicentenaria institución, Alexandre Keller.

"Clamamos por ayuda. Que las personas se indignen por lo que sucedió acá. Parte de esta tragedia pudo evitarse. No sirve solo llorar. Ahora tenemos que actuar", insistió.

Por la mañana, los trabajadores del Museo se abrazaban y trataban de ver de cerca la magnitud del desastre. Los hierros retorcidos y los escombros se acumulan en la planta baja, el techo desapareció y una de las alas del segundo y del tercer piso se derrumbaron. La fachada, chamuscada, resistió, indicó una reportera de la AFP.

Los bomberos empezaron a ingresar con prudencia en las ruinas del edificio, para verificar si aún se puede “salvar algo” de su inmenso patrimonio, dijo a la AFP un vocero del cuerpo.

La operación es peligrosa, por los desprendimientos de material. "La fachada es resistente, pero cayó mucho material del techo", precisó.

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El Museo Nacional era el mayor museo de historia natural y antropológico de América Latina, con más de 20 millones de piezas y una biblioteca de más de 530.000 títulos.

El siniestro se declaró el domingo por causas por el momento desconocidas, cuando ya había cerrado las puertas al público. Sus cuatro guardianes consiguieron salir y no se ha dado parte de víctimas.

Pero las llamas se extendieron rápidamente por sus tres plantas, que contenían materiales altamente inflamables. La veintena de cuarteles de bomberos movilizados tardó seis horas en controlarlo.

Según medios de prensa, ese despliegue encontró serios problemas de logística para actuar rápidamente. La asesoría de comunicación de los bomberos se abstuvo hasta ahora de cualquier comentario al respecto.

El Museo tenía una particular reputación por la riqueza de su departamento de paleontología, con más de 26.000 fósiles, entre ellos un esqueleto de dinosaurio descubierto en Minais Gerais (centro) y numerosos especímenes de otras especies extinguidas (perezosos gigantes y tigres dientes de sable).

Una de las piezas más lloradas es la del más antiguo fósil humano descubierto en Brasil, conocido con el nombre de "Luzia".

Investigadores, estudiantes y grupos sociales llamaron a manifestarse frente al museo por la mañana y en el centro de Rio por la tarde, para denunciar los recortes presupuestarios que retrasaron la modernización de los dispositivos de seguridad del Museo, una institución que depende la la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ).

La destrucción del Museo Nacional se convirtió rápidamente en el primer tópico de la red social Twitter a escala global y este lunes el hastag #LutoMuseunacional seguía figurando entre los cinco primeros.

"Es una pérdida para todo el mundo, para Brasil, para la UFRJ, para el pueblo. No vamos a soportar más ese estrangulamiento de recursos. Esto es una señal de la falta de inversiones, de la falta de recursos y de las consecuencias que eso acarrea", dijo a la AFP el director de Planificación, Desarrollo y Finanzas de la UFRJ, Roberto Antônio Gambine Moreira.

Los ministros de Cultura y Educación convocaron una rueda de prensa frente al edificio.

"Hoy es un día trágico para Brasil. Se han perdido doscientos años de trabajo, de investigación y conocimiento", afirmó el presidente Michel Temer el lunes por la noche.

El Museo Nacional, creado en 1818 por el rey de Portugal Juan VI, se instaló en 1892 en su actual ubicación, el expalacio imperial de San Cristóbal, en el parque de Boa Vista en el norte de Río, que alberga igualmente un excepcional jardín botánico de 40 hectáreas.