Shanghái, China. AFP. La tragedia de Noche Vieja en Shanghái ha puesto en evidencia las debilidades de la pujante China, cuya administración va a la zaga del ritmo endiablado de las mutaciones de la sociedad, estimaban ayer algunos analistas.
El miércoles por la noche, poco antes de la llegada del 2015, lo que iba a ser una congregación festiva y alegre y sin riesgos en la capital económica china se convirtió en un caos letal que dejó 36 cuerpos sin vida.
La estampida en el Bund , histórico bulevar de la urbe, también dejó 49 heridos, en la peor tragedia en Shanghái desde el incendio de un rascacielos en el 2010, que causó 58 muertos.
Y es que antes del suceso investigado, durante el drama y después de él, la negligencia de las autoridades fue patente.
En un video de un aficionado colgado en el portal Sina.com , se ve cómo una muchedumbre, no canalizada, aumentaba de forma desmesurada en las escaleras de acceso al Bund, una gran explanada edificada a lo largo del río Huangpu.
En medio del gentío, se observa a unos pocos policías aislados y totalmente impotentes para contener a quienes empujan, mientras las víctimas perdían el conocimiento.
Con la guardia baja. Un responsable de la Policía de Shanghái, Cai Lixin, citado en una web oficial, reconoció el jueves que, como no se trataba de un “acontecimiento oficial”, las fuerzas del orden eran muy inferiores a las que había el año pasado con motivo de la fiesta nacional. Ese comentario fue retirado después.
La Policía aseguró que había enviado a 700 efectivos al lugar, luego de la tragedia de este principio de año.
El año pasado, 300.000 personas se congregaron en el Bund para recibir el nuevo año, un número que probablemente fue superior esta vez.
Para los habitantes consultados en el lugar, las autoridades son culpables de la desastrosa gestión de la muchedumbre, en un país donde solo los grandes acontecimientos tolerados suelen ser organizados por el propio Partido Comunista.
Tanto la densidad humana como el pánico obstaculizaron la intervención de los equipos de socorro y, en particular, la llegada de ambulancias, según los testigos.
“Yo creo que se trata de un caso flagrante de negligencia de las agencias gubernamentales encargadas de la seguridad”, consideró un internauta identificado con el seudónimo Shenshan Laohan 96886.
“Esta tragedia se ha producido porque han evaluado mal la situación, y no adoptaron las medidas necesarias en el lugar”, agregó.
En un comentario crítico bastante poco habitual, la agencia Xinhua estimó que el drama es una “señal de alarma que recuerda a la segunda economía mundial que sigue siendo un país en desarrollo, con una gestión deficiente de los asuntos sociales”.
“Incidentes similares con balances tan abultados son raros en países desarrollados”, agregó.
Según una lista publicada el viernes por las autoridades de Shanghái, 32 de los 36 muertos han sido identificados.
Estos últimos años, Shanghái se ha erigido en vitrina del éxito de China, con su barrio ultramoderno de Pudong, su metro convertido en la primera red del mundo, sus trenes de levitación magnética y su bolsa de valores.
Pero en la otra cara de la medalla “hay problemas de gestión”, constató el economista Andy Xie, oriundo de la metrópoli de 24 millones de habitantes, sin contar a los trabajadores migrantes.
“Toda la gente que llega a la ciudad crea problemas sociales", expresó. “Administrar Shánghai no es fácil. No hay un caso igual en el mundo”.
Según Peter Hibbard , autor del libro The Bund Shanghai: China Faces West , el famoso bulevar, flanqueado por edificios, “nunca había tenido la capacidad para recibir a tanta gente”.