Dos muertos y 11 heridos dejó un tiroteo contra manifestantes en Nicaragua

Un vendedor ambulante y otro hombre que había llegado a apoyar a estudiantes atrincherados en la UNAM figuran entre las víctimas.

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Managua. Un joven de 23 años y un hombre que había llegado a apoyar a estudiantes atrincherados, murieron este sábado en un tiroteo contra manifestantes que participaban en Managua en una multitudinaria marcha contra el presidente Daniel Ortega. En ese hecho otras 11 personas también resultaron heridas.

“Hace poco murió el joven de 23 años. Tenemos reportadas 11 personas heridas, entre ellas una niña a quien un tiro le rozó la cabeza”, declaró el secretario de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH, local), Marco Carmona, al Canal 100% Noticias.

Según Carmona, el joven, un vendedor ambulante, recibió un disparo en la cabeza cuando un grupo de manifestantes que se separó de la ruta de la marcha, fue atacado a balazos.

“El joven andaba ganándose el pan de cada día. Seguimos condenando tanta muerte innecesaria por parte de este gobierno”, agregó el activista.

Un equipo de AFP pudo ver cuando el muchacho cayó con el impacto de bala y fue llevado de urgencia al hospital, donde murió pocas horas después.

El segundo fallecido es un hombre que estaba en una de las barricadas construidas por los estudiante en la UNAN, atacada temprano a balazos en momentos en que la marcha estaba comenzando.

La llamada Marcha de las flores, que también se realizó en otras ciudades del país, fue convocada en memoria de una veintena de menores que figuran entre los muertos en la oleada de violencia que azota a Nicaragua.

Al hospital

Los heridos durante la marcha fueron llevados a hospital metropolitano Vivian Pellas de Managua, dijo Vilma Núñez, presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh).

“Hacemos un llamado público a que cese la represión que nos deja un derramamiento de sangre innecesario, dijo Álvaro Leiva, secretario ejecutivo de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH).

El tiroteo se produjo cuando el grupo de manifestantes se separó de la marcha y pasó cerca de las tierras de un grupo empresarial, ocupado desde hace días por campesinos y personas consideradas paramilitares por grupos de derechos humanos.

El grupo quiso dirigirse a la Universidad Autónoma Nacional de Nicaragua (UNAN) para apoyar a estudiantes atrincherados en esa institución.

“No puede ser, se repite la historia”, exclamó en Twitter el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez. “¡No más represión!”, agregó.

“No puede ser que nos repriman, tienen las manos manchadas de sangre”, dijo una mujer que no se identificó, en medio de la confusión.

Grupos de civiles, fuertemente armados y encapuchados, han sembrado el pánico en varias ciudades de Nicaragua durante las protestas.

Los grupos de derechos humanos y pobladores los vinculan con fuerzas de seguridad del presidente Ortega.

“Logramos replegarlos (a los encapuchados), aunque con algunos heridos, pero sí los logramos replegar”, dijo un joven a la televisión local.

En otras ciudades, como León y Masaya (sur) –segunda y tercera en importancia del país–, también se realizaron marchas convocadas por la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, que aglutina a la sociedad civil.

Con flores y banderas

Con flores y banderas, desafiando el temor, miles de nicaragüenses marcharon este sábado en Managua y otras ciudades para exigir la renuncia del presidente Daniel Ortega y justicia por la veintena de menores entre más de 220 muertos en dos meses y medio de represión.

La llamada Marcha de las Flores es la primera desde la multitudinaria manifestación el 30 de mayo en el Día de la Madre, en solidaridad por los hijos muertos, atacada a balazos por policías y paramilitares, con saldo de 18 fallecidos.

"Estoy aquí porque quiero ver a mi Nicaragua libre. Duele que hayan muerto niños como yo, pero hay que seguir en lucha para que salga este dictador", dijo a la AFP un estudiante de 15 años, con pasamontañas. En una mano llevaba una bandera nicaragüense, en la otra un lanza-mortero.

En otras ciudades, como León (norte) y Masaya (sur) –la segunda y tercera en importancia del país, respectivamente–, también se realizaban marchas convocadas por la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, que aglutina a la sociedad civil.

Entre las muertes de menores que han conmocionado al país están la de un bebé de cinco meses, calcinado en el incendio a su casa, y otro de un año por un disparo en la cabeza en una calle de Managua, ambos casos atribuidos por sus familias a fuerzas del gobierno.

Sentada en una silla de ruedas, Luz Marina, de 78 años, dijo haber ido a la marcha para "acompañar a las madres que han perdido a sus niños". "Tengo hijos y nietos y me duele pensar que pueda pasarles algo. Por esto estoy aquí".

En momentos que comenzaba la marcha, a poca distancia, hombres armados dispararon contra una barricada en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), en el suroeste de Managua. Un estudiante resultó herido, dijo a la AFP otro de sus compañeros.

En León, una madre velaba a su hijo de 24 años acribillado con ocho balazos en una barricada montada por los manifestantes.

Contra la nueva dictadura

Los manifestantes exigen la renuncia de Ortega, exguerrillero izquierdista de 72 años que llegó al poder con la insurrección popular que derrotó al dictador Anastasio Somoza en 1979, y volvió al gobierno por las urnas en 2007.

Lo acusan de instaurar, junto a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, el nepotismo, una dictadura y desatar una brutal represión.

"He marchado siempre, y hoy más que por nuestros muertos, por los niños. Me duelen los asesinatos de Ortega y la Rosario. Estuve en 1979 contra Somoza y ahora contra la nueva dictadura", aseguró Cecila Cruz, de 67 años.

La marcha, apoyada por el poderoso gremio empresarial –antes aliado de Ortega–, había sido suspendida hace una semana por la violenta incursión de antimotines, parapolicías y paramilitares en varias zonas del país.

La Alianza Cívica reprogramó la manifestación aprovechando que están en Nicaragua expertos de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

"El derecho a manifestarse constituye un elemento fundamental a la libertad de expresión, el derecho a la reunión y a la participación democrática", escribió en Twitter la CIDH.

'Nos quieren callar con balas'

Las comisiones de la CIDH y del ACNUDH llegaron al país ante el agravamiento de la represión, y se han reunido con delegados del gobierno y de la Alianza, y con las víctimas de la violencia.

Los dos grupos de derechos humanos locales que llevan registro de víctimas difieren en su balance: uno reporta 285 muertes y el otro más de 220.

"Nos quieren callar con balas. Estamos denunciando la masacre contra el pueblo de Nicaragua que ha hecho este gobierno genocida. !Qué se vaya!", declaro Carmen Martínez, abogada de 64 años, vestida de blanco y azul y con flores rojas en las manos.

Con la mediación de la Iglesia católica, el gobierno y la Alianza reanudaron el lunes un diálogo, pero se estancó porque Ortega, cuyo tercer mandato consecutivo acaba en enero de 2022, aún no responde a la propuesta de adelanto de las elecciones de 2021 a marzo de 2019.

La Iglesia piensa convocar a una plenaria del diálogo el martes.

El gobierno de Ortega califica las protestas y la exigencia de la renuncia de Ortega como una "intentona golpista" apoyada por Estados Unidos y acusa a los manifestantes de "delincuentes" y "pandilleros".

En los últimos días, violentas operaciones de las fuerzas combinadas del gobierno desmontaron varias de las cientos de barricadas que construyeron los pobladores con adoquines para protegerse e impedir el paso de camionetas cargadas de policías, parapolicías y paramilitares.