Beirut. AFP. El régimen sirio decidió abandonar la provincia de Idleb en manos de al-Qaeda y sus aliados, que acaban de tomar la última ciudad de esta región, para concentrar sus fuerzas en zonas consideradas vitales para su supervivencia.
Idleb es la segunda de las 14 provincias de Siria que el Gobierno de Damasco pierde después de Raqa, esta última, en manos del grupo yihadista Estado Islámico (EI). Actualmente, solamente cuatro provincias son controladas (casi completamente) por el régimen: Latakia, Tartús (oeste), Damasco y Sueida (sur).
Según una fuente de seguridad siria, el régimen de Bashar al Asad, que ha sufrido varios reveses en los últimos meses, ha optado por retirarse de ciertas regiones para defender sus verdaderos bastiones, como Latakia y Damasco.
El debilitado régimen sirio parece haber aceptado una partición de facto del país, limitando sus ambiciones a la “Siria útil”, según analistas.
El EI controla la mitad del territorio sirio, según la ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), principalmente las regiones del norte y del este, y gana fuerza en el centro, tras la captura de la ciudad estratégica de Palmira.
Sin combatir. El jueves, las tropas leales a Asad se retiraron sin combatir de Ariha, la última ciudad bajo su control en la provincia de Idleb, tras una ofensiva relámpago del “ejército de la conquista”, coalición formada por el Frente al Nosra, la rama siria de al-Qaeda, y los rebeldes islamistas.
Varios miles de soldados estaban en Ariha, de mayoría sunita, y según el OSDH, también había combatientes del Hezbolá iraní y militares iraníes para respaldar a los sirios.
Siria entró en un ciclo de inestabilidad y violencia en marzo del 2011, cuando un movimiento opositor reclamó pacíficamente reformas, pero fue violentamente reprimido.
Militarizada, la revuelta se convirtió en una guerra civil, con la intervención de grupos yihadistas, sobre todo de al-Qaeda y el Estado Islámico, que también interviene en el vecino Irak.
Desde el 2011, el territorio en manos del régimen se ha reducido incesantemente. Ahora no controlaría más que el 22% del territorio sirio, de acuerdo con diversas fuentes.
“El territorio vital a proteger para el régimen es Damasco, Homs, Hama y la costa. Idleb ya no está (en sus cálculos), lo cual explica la rápida retirada de Ariha”, afirmó una fuente de seguridad siria.
La coalición rebelde ya ha tomado la capital provincial de Idleb y la ciudad de Jisr al Shughur. Solo quedan varios pueblos y el aeropuerto militar de Abu Duhur en manos del régimen, “pero los rebeldes van a tomarlos ahora”, dijo Ibrahim al Idlebi, un militante opositor de la región.
Según el OSDH, 13 milicianos prorrégimen fueron ejecutados en Ariha.
“No se produjeron verdaderos combates en la ciudad, ya que el régimen no puede permitirse más bajas”, afirmó Rami Abdel Rahman, director del Observatorio.
Según su organización, hay unos “70.000 insurrectos en Siria, principalmente en los bastiones del régimen, que se niegan a servir en el Ejército”.
Desde hace varios meses, los rebeldes se muestran cada vez mas fuertes, gracias a un nuevo apoyo en forma de armas por parte de sus padrinos turco y saudí.
El diario turco Cumhuriyet publicó fotos y un video que acreditan la hipótesis, desmentida rotundamente hasta ahora por Ankara, de que Turquía entregó armas a los rebeldes extremistas a principios del 2014.
El EI también se ha fortalecido en Irak. A un centenar de kilómetros al oeste de Bagdad, las tropas iraquíes y las milicias chiitas intentan asediar a los yihadistas en la ciudad de Ramadi, que tratan de reconquistar.
Estrategia. El avance de ese grupo ultrarradical en Irak será el foco de una reunión ministerial, el martes en París, que reunirá a los principales países de la coalición que realiza bombardeos aéreos contra las posiciones del grupo.
La reunión se centrará en la situación militar, política y humanitaria en Irak, aunque se podría abordar el escenario en Siria, dijo un portavoz del Ministerio francés de Relaciones Exteriores.
Los dos principales objetivos –precisó– son discutir sobre la estrategia “en un momento en que la situación sobre el terreno es particularmente frágil” y subrayar que la única forma de luchar eficazmente contra EI es dar “soluciones políticas duraderas para resolver la crisis iraquí”. Esto implica hacer reformas políticas que favorezcan la reconciliación nacional.
Otro de los temas que preocupa a la coalición es el creciente número de extranjeros que se unen al Estado Islámico.
Estados Unidos se quejó ayer ante el Consejo de Seguridad deNaciones Unidas de que los Gobiernos no hacen suficientes esfuerzos para impedir a sus ciudadanos unirse a los yihadistas.
“No existen suficientes acciones globales para criminalizar e impedir verdaderamente los desplazamientos de estos combatientes extranjeros desde y hacia las zonas de conflicto”, lamentó Samantha Power, embajadora de Estados Unidos ante la ONU.
“Necesitamos que los Estados avancen y creen nuevas leyes si no lo han hecho aún, que apliquen las leyes si no lo hacen, y que tomen medidas concretas para impedir viajar a los combatientes extranjeros”, agregó.
Un estudio de expertos de Naciones Unidas reveló que ha habido un incremento de 71% del número de combatientes extranjeros entre el 2014 y marzo del 2015.
“El flujo está siendo más significativo de lo que jamás ha sido, e involucra sobre todo movimientos hacia Siria e Irak, con un problema creciente en Libia”, dice el estudio. Unos 25.000 combatientes extranjeros procedentes de 100 países se han unido a las filas de grupos armados locales.
El Consejo de Seguridad adoptó una resolución en setiembre para instar a los Gobiernos a procesar ante la justicia de sus países a sus nacionales que se unan o intenten unirse a estos grupos yihadistas.
Pero esto no ha evitado que una cantidad creciente de extranjeros viajen desde Marruecos, Túnez, Francia y Rusia, y la ONU afirma incluso haber constatado que también han salido de las Maldivas, Finlandia y Trinidad y Tobago, así como de países de África subsahariana.