Jan Sheijun, Siria
Rusia se mantiene firme al lado de Damasco frente a las acusaciones de que el Gobierno está detrás del presunto ataque químico que dejó decenas de civiles muertos en el noroeste del país, denunciando como "inaceptable" en la resolución que varios países occidentales intentan impulsar en la ONU.
El balance tras el ataque "inhumano" –en palabras del secretario general de la ONU António Guterres– del martes, se elevaba el miércoles a 72 civiles muertos, entre ellos 20 niños, y más de 160 heridos, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
La organización advirtió que "el número aún podría aumentar porque hay personas desaparecidas".
En la ONU, el Consejo de Seguridad inició una reunión para discutir un proyecto de resolución impulsado por Londres, Washington y París para condenar el ataque y pedir una investigación completa y rápida por parte de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OIAC).
Sin embargo, Rusia ya adelantó que el texto le parece "inaceptable" y se mantuvo al lado de su aliado sirio, a quien ayuda militarmente desde el 2015.
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"Su defecto es anticipar los resultados de la investigación y señalar a los culpables", dijo la vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, Maria Zajarova.
El presidente de Francia, Francois Hollande, exigió que se tomen "sanciones" contra el gobierno sirio de Bashar al-Asad. Hollande ya había calificado el ataque como "un crimen de guerra".
Guterres, también usó el término "crimen de guerra" para referirse al ataque.
Por su parte Irán condenó "cualquier utilización de armas químicas" en Siria, pero sugirió que el presunto ataque químico ocurrido el martes probablemente está relacionado con "grupos terroristas".
La composición exacta de las sustancias no fue especificada, pero la organización Médicos Sin Fronteras (MSF) habló de "un agente neurotóxico como el gas sarín"
Las víctimas empezaron a sufrir convulsiones cuando se encontraban en sus casas o en la calle en el momento del bombardeo, ocurrido el martes hacia en Jan Sheijun, pequeña localidad de la provincia rebelde de Idlib, en el noroeste del país.
Este anuncio confirma lo constatado por los médicos en el terreno, que aseguraron que los síntomas de los pacientes son similares a los producidos por un ataque químico: pupilas dilatadas, convulsiones y espuma saliendo de la boca.
Segundo ataque
El OSDH dijo que este es el segundo "ataque químico" más mortífero desde el inicio del conflicto sirio, después de que una ofensiva con gas sarin dejó 1.400 muertos a las afueras de Damasco.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció este miércoles que hay "signos compatibles con una exposición (...) a agentes neurotóxicos".
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El Ejército ruso disculpó en parte al régimen de Damasco aludiendo a informaciones "enteramente fiables y objetivas", según las cuales la aviación siria había bombardeado un "almacén" de rebeldes donde había "sustancias tóxicas", y al explotar el depósito éstas se habrían diseminado en la zona.
El martes por la noche, el Ejército sirio había desmentido "categóricamente" las acusaciones en su contra.
Para el secretario de Exteriores británico Boris Johnson, sin embargo, "todas las pruebas que he visto sugieren que fue el régimen de Al-Asad... usando armas ilegales contra su propio pueblo".
La oposición siria criticó este miércoles las últimas declaraciones de Washington, entibiando su postura hacia Bashar al-Asad.
"Hasta ahora, esta administración (estadounidense) no ha hecho nada y ha adoptado una actitud de espectadora, haciendo declaraciones que dan al régimen la oportunidad de cometer más crímenes", afirmó el vicepresidente de la Coalición Nacional Siria, Abdelhakim Bashar.
Se refería a declaraciones como las del secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, quien afirmó la semana pasada que la suerte de Al-Asad debía ser decidida por "el pueblo sirio", o de la embajadora norteamericana ante la ONU, Nikki Haley, quien adujo que la prioridad de Washington ya no era la salida del poder del presidente sirio, sino la lucha contra el yihadismo.
La paz sigue lejos
Lo ocurrido amenaza con lastrar aún más la tregua en vigor en Siria desde el 30 de diciembre del 2016, que ya ha sido violada cotidianamente por los bombardeos del régimen en varios bastiones rebeldes y combates entre los insurgentes.
El martes, la exfilial de al-Qaeda y grupos rebeldes que controlan la zona prometieron vengar a las decenas de víctimas del ataque.
La oposición siria ha advertido que el ataque pone en entredicho las negociaciones de paz auspiciadas por la ONU en Ginebra, que de momento no han dado frutos.
"Si la ONU es incapaz de impedir que el régimen cometa tales crímenes, ¿cómo va a conseguir un proceso político de cara a una transición", dijo Mohamad Sabra, negociador jefe de la oposición.