Kiev. Las autoridades rusas devolvieron este lunes a Ucrania tres navíos militares confiscados hace un año, cuando faltan tres semanas para la celebración de una cumbre en París que podría dar un impulso a la solución del conflicto en el este de Ucrania.
La entrega de los barcos es el tercer episodio de la relativa distensión de las relaciones entre los dos países desde la elección, en abril, del presidente ucraniano, el excomediante Volodimir Zelenski, favorable a un relanzamiento del diálogo.
En setiembre hubo un intercambio masivo de prisioneros que permitió, en particular, el regreso a Ucrania de la tripulación de las tres embarcaciones, tras 10 meses presos en Rusia.
Por otra parte, las primeras retiradas de tropas ucranianas y de combatientes separatistas prorrusos tuvieron lugar en tres zonas de la línea de frente en el este, donde el conflicto ha causado más de 13.000 muertos.
Último signo de distensión, una cumbre debe reunir el 9 de diciembre en París a Zelenski y al presidente ruso, Vladimir Putin -por primera vez entre ellos-, con el jefe de Estado francés, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Ángela Merkel.
El Kremlin confirmó este lunes el encuentro y llamó a no tener expectativas "exageradas".
El ministro alemán de Relaciones Exteriores, Heiko Maas, era esperado este lunes en Kiev para ayudar a la preparación de la cumbre de París. Se reunirá con funcionarios ucranianos y visitará la línea de frente.
Buena voluntad
La devolución de los tres navíos ucranianos es vista como un gesto de buena voluntad de Moscú.
Los barcos fueron confiscados por los guardacostas rusos en noviembre del 2018 frente a la península de Crimea, territorio ucraniano anexado por Moscú en el 2014. Fue el primer enfrentamiento armado directo entre las dos antiguas repúblicas soviéticas.
Ucrania confirmó haber recibido las embarcaciones, sin revelar su destino. Las cañoneras Nikopol y Berdiansk, y el remolcador Iani Kapu se dirigen (...) hacia la parte continental de Ucrania”, indicó la Marina ucraniana.
El domingo, la televisión de Crimea mostró imágenes de los navíos remolcados por la guardia costera rusa, pasando bajo el puente construido por Moscú para conectar la península anexada con el resto de Rusia.
En el 2018, denunciándolo como una “provocación”, Moscú acusó a los navíos de penetrar ilegalmente en sus aguas territoriales en el mar Negro, cerca del estrecho de Kertch, que conduce al mar de Azov. La guardia costera rusa abrió fuego y capturó a 24 marineros ucranianos, hiriendo a tres.
Los tripulantes fueron finalmente liberados en un canje de prisioneros en setiembre, en el que también se liberó al cineasta ucraniano Oleg Sentsov y se entregó a Moscú a un sospechoso en la destrucción en espacio aéreo de Ucrania del vuelo MH17 en julio del 2014.
Aire de distensión
La retirada, el 9 de noviembre, de tropas ucranianas y separatistas prorrusos de tres sectores de la línea de frente en el este de Ucrania, cumplió una condición clave fijada por Moscú para participar en la cumbre.
Pero esa retirada de tropas, ordenada por Zelenski, es impopular entre los ucranianos, sobre todo los nacionalistas que se han manifestado denunciando una "capitulación".
Para Moscú, la resolución del conflicto en el este ucraniano pasa por la adopción de un estatuto de autonomía para los territorios separatistas de Lugansk y Donetsk, la celebración de elecciones en esas regiones rusoparlantes y fronterizas con Rusia.
Para Kiev, el requisito previo para una votación es el control de sus fronteras, el desarme de los rebeldes y la salida de los rusos que los apoyan.
El conflicto bilateral comenzó en el 2014 con la llegada a Kiev de nuevas autoridades favorables a Occidente y la anexión de Crimea por parte de Rusia.
Ucranianos y occidentales acusan a Rusia de apoyar financieramente y militarmente a los separatistas, lo que Moscú desmiente a pesar de que varios medios lo han constatado, entre ellos la AFP.