Bogotá.AFP La protesta campesina que arrancó hace diez días en Colombia se intensificó ayer en las cercanías de Bogotá, e incluso camioneros cerraron una importante avenida en el sur de la capital, mientras el Gobierno intentaba disolver las movilizaciones por medio de un diálogo regional.
A medida que pasan los días, la protesta ha ido ganando apoyo en las ciudades y en las redes sociales, desde las que se ha convocado a cacerolazos y otras manifestaciones.
Diversas autoridades han denunciado en días recientes que la guerrilla comunista FARC busca infiltrar las protestas campesinas.
Mientras tanto, delegados del Gobierno dialogaban por segundo día con cultivadores de tres departamentos.
El secretario general de la Presidencia, Aurelio Iragorri, reportó avances en temas como precios de fertilizantes y salvaguardas frente a las importaciones de cebolla.
El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, saludó la propuesta gubernamental, pero los campesinos, que piden ayudas económicas para paliar una “crisis estructural, agravada por los altos precios de los insumos agrícolas y los tratados de libre comercio”, se declararon insatisfechos.
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