Adís Abeba. El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, reafirmó el viernes que su deber es “mantener el orden” en Etiopía al término de una reunión con enviados de la Unión Africana (UA) sobre el conflicto del Tigré, después de haber ordenado al Ejército la ofensiva final contra esta región rebelde.
Abiy, quien obtuvo el año pasado el premio Nobel de la Paz por un acuerdo con la vecina Eritrea, anunció el jueves la “tercera y última fase” de la campaña contra las autoridades regionales del Frente de Liberación del Pueblo de Tigré (TPLF), que desafían su autoridad desde hace varios meses
El conflicto, iniciado el 4 de noviembre y que ha llevado a más de 43.000 etíopes del Tigré a refugiarse en Sudán, ha causado centenares de muertos, pero no existe aún un balance preciso sobre las víctimas de los combates.
La ofensiva final se centra en Mekele, capital del Tigré (norte), donde viven medio millón de personas, que está asediada por las fuerzas federales.
La comunidad internacional, preocupada por la situación de los civiles en Mekele, ha presionado al primer ministro etíope, pero este ha rechazado “cualquier injerencia en los asuntos internos” de su país.
Entre otras iniciativas figura la de la UA, cuya sede está en la capital etíope, Adis Abeba, y que nombró a tres enviados especiales para tratar de aplacar la situación.
Se trata de los expresidentes de Mozambique, Joaquim Chissano; Liberia, Ellen Johnson-Sirleaf, y de Sudáfrica, Kgalema Motlanthe, quienes llegaron el miércoles a Adís Abeba.
El gobierno etíope se había comprometido a recibirlos “por respeto”, pero declinó cualquier propuesta de mediación.
El viernes, Abiy expresó en un comunicado su “agradecimiento” al jefe de Estado sudafricano, Cyril Ramaphosa, quien asume la presidencia temporal de la UA, y a los enviados especiales, por su compromiso a ofrecer “soluciones africanas a los problemas africanos”.
Pero también recordó que su gobierno tenía “la responsabilidad constitucional de mantener el orden (en el Tigré) y en el resto del país”, y destacó la paciencia que se ha mostrado ante las “provocaciones” y la “agenda de desestabilización” del TPFL.
Ayuda para refugiados
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) anunció este viernes haber llevado por avión 32 toneladas de ayuda de urgencia a Sudán donde se hallan los miles de refugiados que huyeron de los combates en la vecina Etiopía.
Según las agencias humanitarias, el número de refugiados podría pasar de los 43.000 actuales a 200.000 en los próximos meses.
Entretanto, 24 horas después de la orden dada al Ejército Federal etíope, no era posible saber si la ofensiva contra Mekele había efectivamente comenzado este viernes. En efecto, el Tigré está casi aislado del mundo, lo que hace difícil verificar con una fuente independiente los anuncios de los diferentes bandos.
Las autoridades regionales del Tigré afirmaron el viernes que el Ejército Federal bombardeaba “ciudades y pueblos”, pero aseguraron que “la lucha va a continuar (...) hasta que el invasor sea expulsado del Tigré”, según declararon a la televisión local Tigray TV.
El jueves, la televisión oficial etíope EBC había afirmado -por su lado- que los dirigentes del TPLF estaban atrincherados en varios lugares de Mekele, entre ellos un cementerio, un museo y un auditorio, y que se comunicaban por “radio militar”.
Abiy Ahmed justificó el envío del Ejército a principios de noviembre al Tigré tras acusar al TPLF de convocar comicios regionales “ilegítimos” y de haber atacado dos bases militares federales en la región, información desmentida por las autoridades locales.
Desde 1991, tras derrocar a un régimen militar-marxista en Adís Abeba, el TPLF llegó a controlar el poder en Etiopía durante más de 25 años, hasta ser progresivamente marginado por Abiy cuando este llegó al poder en el 2018.