Teherán
El Parlamento iraní se mostró "satisfecho" con las explicaciones que el ministro de Relaciones Exteriores, Mohamad Yavad Zarif, le dio sobre el acuerdo nuclear alcanzado entre su país y las potencias del Grupo 5+1 y expresó su apoyo al equipo negociador.
En una reunión a puerta cerrada, Zarif logró obtener el visto bueno del Majlís, el órgano legislativo del país, y hasta el momento la única institución iraní desde la que había surgido alguna duda respecto a la declaración de Lausana que estable un principio de acuerdo para levantar las sanciones económicas que pesan sobre el país a cambio de una reducción sustancial de su programa atómico que garantice su naturaleza pacífica.
Durante la última semana, varios destacados diputados de una cámara dominada por miembros conservadores críticos con el presidente moderado Hasán Rohaní, expresaron su desacuerdo con el pacto nuclear y recordaron que es el Majlís el encargado de aprobar cualquier acuerdo que se alcance con el Grupo 5+1.
"En general, los parlamentarios expresaron su satisfacción por las explicaciones de Zarif. No hay muchas preocupaciones entre los legisladores ahora", dijo a la prensa iraní Behroz Nematí, portavoz de Mesa del Parlamento.
Los legisladores reafirmaron al equipo negociador iraní la necesidad de prestar mucha atención al borrador del acuerdo que tendrá que estar listo antes del 1 de julio.
"Queremos que el pacto final incluya garantías para el objetivo del levantamiento de sanciones occidentales de una sola vez", añadió.
Nematí apuntó que los legisladores fueron convencidos por Zarif porque "todos en la República Islámica queremos mantener y proteger los logros nucleares del país, y gracias a Dios esos asuntos quedaron en las conversaciones de Lausana y quedaron plasmados en la declaración final".
La declaración emitida el pasado día 2 entre Irán y los países del Grupo 5+1 (EE. UU., China, Francia, el Reino Unido, Rusia y Alemania) marca unos parámetros de objetivos para llegar a un acuerdo definitivo antes del próximo 1 de julio.
En EE. UU., el Gobierno del presidente Barack Obama afronta una dura oposición al acuerdo por parte de amplios sectores del Congreso y el Senado, que lo pueden convertir en papel mojado si consiguen un consenso a prueba de veto presidencial para rechazar sus términos.