Colombo. AP. El papa Francisco hizo un llamado a la reconciliación y la justicia a su llegada ayer a Sri Lanka, porque esta nación isleña “no podrá sanar del todo luego de un cuarto de siglo de guerra civil sin buscar la verdad sobre las injusticias cometidas” en el conflicto.
Sri Lanka es la primera escala de una gira de una semana por Asia que también incluye al archipiélago de las Filipinas.
En una muestra de coexistencia étnica y religiosa, la bienvenida al Pontífice incluyó percusionistas tradicionales y bailarines de la etnia mayoritaria cingalesa y la minoría tamil, así como un coro de niños interpretando una canción en las dos lenguas oficiales.
Representantes de las principales religiones recibieron al jefe de la Iglesia católica en un país donde los católicos son menos del 7% de la población.
Heridas de guerra. Entre 40 elefantes ataviados con coloridos adornos en la ruta del aeropuerto, y tras una salva de 21 cañonazos, Francisco dijo que encontrar la paz auténtica tras tanto derramamiento de sangre “solo puede hacerse superando el mal con el bien, y cultivando virtudes que fomentan la reconciliación, la solidaridad y la paz”.
Aunque no se refirió de forma específica a la negativa de Sri Lanka a cooperar con una investigación de Naciones Unidas sobre supuestos crímenes de guerra cometidos en los últimos meses del conflicto, hizo la observación de que “el proceso de curación también tiene que incluir la búsqueda de la verdad, no para abrir viejas heridas, sino como un medio para promover la justicia, la reconciliación y la unidad”.
Los rebeldes tamiles combatieron durante 26 años en una guerra de independencia de su nación luego de décadas de discriminación atribuida al gobierno, dominado por la mayoría cingalesa. Las estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sugieren que entre 80.000 y 100.000 personas murieron durante el conflicto, aunque otros informes apuntan que la cifra podría ser mucho mayor.
Un informe de la ONU, emitido en e 2011 , dijo que unos 40.000 civiles tamiles podrían haber sido asesinados, y que ambos bandos cometieron serias violaciones de los derechos humanos.
Las fuerzas del gobierno están acusadas de atacar hospitales y bloquear el acceso a alimentos y medicinas. Los rebeldes, por su parte, fueron acusados en el documento de reclutar a niños soldados y utilizar a civiles como escudos humanos.
El nuevo presidente de Sri Lanka, Maithripala Sirisena , prometió iniciar una investigación sobre los crímenes de guerra, pero también prometió proteger de acciones legales internacionales a cualquiera que haya contribuido a la derrota del grupo separatista Tigres de Tamil.
Sirisena, quien juró su cargo el viernes tras una inesperada victoria electoral, dijo al Pontífice que su gobierno aspira a fomentar la “paz y la amistad” entre la población “tras superar un cruel conflicto terrorista”.
Desconfianza. Sin embargo, los tamiles siguen diciendo que se les discrimina, y activistas no consideran serios los planes del gobierno de investigar las violaciones de derechos humanos.
Miles de personas se reunieron a lo largo de los 28 kilómetros que recorrió Francisco desde el aeropuerto, en su papamóvil descubierto.
“¡Esto es como si el propio Jesucristo viniera a Sri Lanka”, se maravilló Ranjit Solis, quien recordó que el papa Pablo VI solo pasó dos horas en el país en 1970, mientras que Juan Pablo II pasó un día en 1975. “¡El Papa actual viene tres días! Él sirve a los pobres y le preocupan los países pobres. Es algo fantástico”.
Tras reunirse con Sirisena en el palacio presidencial al atardecer, recibió a decenas de monjes budistas con sus túnicas azafranadas y otros jerarcas religiosos.
La “reconstrucción debe fomentar la dignidad, el respeto por los derechos humanos y la plena inclusión”, insistió el Papa.
El 70% de la gente en Sri Lanka es budista, la mayoría cingaleses. Otro 13% son hindúes, en su mayoría tamiles, y un 10% son musulmanes. Los católicos representan menos del 7% de los 20 millones de habitantes del país, pero la iglesia tiene fieles de las dos etnias y se ve a sí misma como una sólida fuente de unidad nacional.
Se espera que Francisco pida una mayor armonía y diálogo entre credos, en medio de un aumento de la violencia contra los musulmanes a manos de budistas fundamentalistas.
El miércoles, Francisco canonizará al primer santo cingalés, el reverendo Joseph Vaz, un misionero indio del siglo XVII a quien se atribuye haber revivido la fe católica entre cingaleses y tamiles en medio de la persecución de la autoridad colonial holandesa, que era calvinista. El parque Galle Face Green de Colombo, junto al mar, ya empezaba a llenarse el martes por la noche de gente que quería asegurarse un buen lugar en la misa.
Luego viajará a territorio tamil para orar en un santuario amado por los fieles de ambas etnias.