Ofensiva turca desborda los hospitales en Siria

Al menos 28 civiles y 74 combatientes de las Fuerzas Democráticas Sirias han muerto por los bombardeos

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Tall Tamr. Retorciéndose de dolor en una camilla del hospital, Fátima al-Issa muerde un pañuelo púrpura mientras un equipo médico atiende las heridas que sufrió en el bombardeo turco del noreste de Siria.

El equipo médico frotó ungüento en las quemaduras alrededor del ojo izquierdo de esta mujer, de 45 años, herida durante el bombardeo turco cerca de su casa, en la región fronteriza de Ras al-Ain.

En las afueras del centro médico de Tal Tamr, un pequeño pueblo de la provincia de Hasaké, sacan el cadáver de un combatiente kurdo de una ambulancia, mientras otros combatientes bajan cojeando, con bolsas y muletas.

La mayoría de las víctimas provienen de las zonas fronterizas de Ras al-Ain y Tal Abyad, principales objetivos de la ofensiva turca, explican médicos y pacientes.

“Los enfrentamientos son feroces y los aviones de combate turcos siempre están en el cielo”, afirma un miembro de las Fuerzas Democráticas Sirias, ejército de facto de la administración kurda de la región.

El Observatorio de los Derechos Humanos de Siria, con sede en Gran Bretaña, informa que 28 civiles y 74 combatientes de las FDS fueron asesinados por los bombardeos turcos desde que Turquía lanzó su operación el miércoles.

Por su parte, Turquía afirma que el fuego transfronterizo de las fuerzas kurdas abatió a 18 de sus civiles.

Presión suplementaria

En los pasillos del hospital de Tal Tamr, las mujeres lloran mientras buscan a los familiares que desaparecieron en medio de la violencia.

El jefe del centro pidió ayuda externa en suministros y equipo médicos. “Hay mucha gente herida y nuestras capacidades son limitadas”, dijo el doctor Hasán.

La ofensiva de Turquía, la tercera desde el inicio de la guerra en Siria en 2011, ha suscitado la condena internacional y los grupos de ayuda advierten sobre otro desastre humanitario si no se detiene.

Pero el presidente turco Recep Tayyip Erdogan prometió seguir adelante con un ataque que la ONU indica ya desplazó a 100.000 personas. Ras al-Ain, Tal Abyad y otras ciudades fronterizas fueron casi vaciadas tras una enorme ola de desplazamientos.

Médicos Sin Fronteras (MSF) dijo que el éxodo está afectando a los servicios de salud de la región.

En una declaración el viernes, MSF añadió que un hospital que apoya en Tal Abyad cerró después de que el personal médico huyó de la zona con sus familias.

“Dado que los servicios de salud ya están luchando para lograr satisfacer las necesidades de la población, el desplazamiento y las lesiones causadas por los combates ejercen una presión suplementaria sobre los limitados recursos existentes en los hospitales”.

La Media Luna Roja kurda dijo el sábado que dejará de enviar equipos médicos a Ras al-Ain, después de que uno de sus puestos médicos fue alcanzado por el fuego turco.

Frente a una sala de hospital, donde su hermano está siendo tratado en la ciudad de Qamishli, con mayoría kurda, Jawan Mahdi acusó a Ankara de atacar deliberadamente a civiles.

“El bombardeo de hoy fue dirigido principalmente contra civiles”, dijo a la AFP. “No hay bases militares aquí”.