Laqia, Israel. AFP. Para muchos votantes israelíes, es un traidor: el diputado Dov Khenin, único judío candidato de la lista árabe por las legislativas del 17 de marzo, asegura no recibir más que burlas y amenazas.
Su página de Facebook compila los insultos de sus enemigos. Algunos prometen al “traidor” malos tratos físicos e incluso sexuales, otros denuncian “a un nuevo nazi” detrás del rostro sonriente del doctor en Ciencias Políticas, padre de tres niños.
Por pertenecer al Hadash, el partido comunista israelí que aglutina a árabes y judíos, Khenin, de 57 años, dice haber sido objeto de “amenazas” y haber “sido protegido por los servicios de seguridad del Estado”.
“Esto no es agradable, es incluso más desagradable que el hecho de que la gente se burle de mí. Pero nada de todo eso me hará cambiar de opinión”, explica mientras hace campaña en el pueblo beduino de Lakiya, en el desierto de Néguev.
Sus opiniones, explica, son “ante todo, las de un ser humano, un socialista, israelí y judío que se interesa por su pueblo”. Interrogado sobre si se define como “sionista”, Khenin prefiere eludir la pregunta.
Cuando el Hadash se anexó a la lista árabe común y se alió con nacionalistas árabes e islamistas para las elecciones, él se convirtió, para muchos, en el diputado “del partido de los que odian a Israel y representan a Hamás”, una organización considerada terrorista por Israel.
“No nos hemos unido ni tampoco fusionado con el movimiento islámico”, se defiende el parlamentario. “Se trata de una alianza política para, en primer lugar, combatir los intentos de excluir a los árabes de la escena política israelí”.
La lista árabe busca enfrentar a la derecha y la extrema derecha israelíes que, según Khenin, han “llevado a la sociedad israelí a un callejón sin salida”.
En la actualidad, con sus 119 compañeros de lista, espera formar parte de una oposición lo más fuerte posible.
Khenin asegura que se dedica a la política “para ofrecer una alternativa y una mejor vía, política e ideológica al país”.