Decenas de iraníes e iraní-estadounidenses denunciaron acosos, retrasos y largos interrogatorios por parte de la patrulla fronteriza de Estados Unidos, en medio de la tensión causada por la muerte del general iraní Qasem Soleimani en un bombardeo ordenado por Washington.
El Consejo de Relaciones Islámico-Estadounidenses (CAIR), un grupo de defensa de los musulmanes, informó que proporcionó asistencia a más de 60 viajeros que fueron detenidos durante el fin de semana e interrogados sobre sus opiniones políticas en la frontera del estado de Washington (noroeste) con Canadá.
Indicó además que a muchos de ellos se les negó la entrada al país debido a la falta de capacidad de la Patrulla de Aduanas y Fronteras (CBP) para detenerlos.
Una joven de 24 años, identificada como Crystal por el CAIR, denunció que fue detenida e interrogada durante más de 10 horas con su familia en el cruce fronterizo de Peace Arch en Blaine, Washington, antes de ser liberada el domingo temprano.
Indicó que cuando la familia preguntó por qué estaban detenidos, los agentes de CBP dijeron era “el momento equivocado" para estar allí.
"Estas denuncias son extremadamente preocupantes y potencialmente constituyen detenciones ilegales de ciudadanos estadounidenses", dijo Masih Fouladi, director ejecutivo del CAIR en Washington. "Estamos trabajando para verificar las denuncias sobre una directriz nacional para detener a estadounidenses de origen iraní en los puertos fronterizos".
Este refuerzo de seguridad en la frontera se produce después de que Irán se comprometiera a vengar la muerte de Soleimani, un alto general iraní, muerto en un ataque con dron ordenado por el presidente Donald Trump.
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No obstante, la CBP negó las denuncias y explicó que las demoras en la frontera respondieron al aumento del tráfico debido a la temporada de vacaciones y a la escasez de personal para procesar a los viajeros.
Michael Friel dijo que la agencia no discrimina por religión, raza o etnicidad, y aseguró que era falso que haya recibido alguna instrucción del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) para bloquear el ingreso de iraní-estadounidenses.
El gobernador del estado de Washington se hizo eco de las denuncias, que aseguró presentan “problemas constitucionales y morales", añadió.
“Nadie debe ser tratado de manera diferente debido a su procedencia, su aspecto o el idioma que habla”, dijo.