París. AFP y EFE. La Justicia francesa abrió ayer el primer proceso contra un ruandés acusado de complicidad en el genocidio de 1994 , después de que las autoridades del país africano acusaron durante años a Francia de apoyar a quienes pepetraron los crímenes.
El exoficial Pascal Simbikangwa , de 54 años, está acusado de complicidad de genocidio y crímenes contra la humanidad. Se le imputa haber incitado, organizado y ayudado a cometer las masacres que dejaron 800.000 muertos entre abril y julio de 1994, pues montó retenes y armó a los combatientes.
Simbikangwa, en silla de ruedas desde que sufrió un accidente en 1986, podría ser condenado a prisión perpetua por el jurado popular francés, aunque él niega su implicación.
Está previsto que presten declaración una veintena de testigos llegados expresamente de Ruanda o por videoconferencia, y que eso sirva para aclarar el papel de quienes presuntamente planificaron los crímenes en masa.
Algunos de esos testigos son asesinos arrepentidos que afirman haber recibido órdenes y armas del Simbikangwa, quien, por su parte, dice que cuando se desencadenaron las masacres en abril de 1994 estaba en su casa y luego aislado en una granja.
El acusado, quien dirigió un batallón de la Guardia Presidencial hasta quedar tetrapléjico, pasó después a encabezar unos servicios secretos considerados un arma de vigilancia y represión de la oposición interior al presidente ruandés, Juvenal Habyarimana.
Se trata del primer proceso en Francia por el genocidio ruandés, pero no debería ser el único, ya que hay abiertas 25 instrucciones en virtud del principio de justicia universal que permite a los magistrados juzgar a extranjeros en territorio francés, y en concreto desde 1996 para el genocidio ruandés.
A todo el proceso no son ajenas las tormentosas relaciones diplomáticas que París mantuvo durante años con las autoridades ruandesas del actual presidente Paul Kagamé, que durante mucho tiempo reprocharon a Francia su actitud en el momento del genocidio.
Ayer, el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, aseguró que mantiene contactos con su homóloga ruandesa y que “las relaciones han vuelto a ser normales”.
“Eso no quiere decir que la historia no esté ahí. Ha dejado huellas extremadamente profundas, y creo que es bueno que se celebre este juicio y que se haga justicia”, dijo.
El Gobierno ruandés, dominado por tutsis, se felicitó de que la Justicia francesa al fin juzgue a un acusado del genocidio.
“La historia está en marcha. Siempre nos hemos preguntado por qué ha llevado 20 años (que Francia juzgue a un acusado del genocidio). Es tarde, pero es una buena señal”, manifestó ayer el ministro ruandés de Justicia, Johnston Busingye.