Jerusalén. EFE. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, viajó ayer a Estados Unidos desconcertado por el acercamiento de este país con Irán después de tres décadas y expondrá al presidente Barack Obama su desconfianza sobre las intenciones del nuevo líder iraní, Hasán Ruhaní .
“Diré la verdad (que se esconde) frente a las dulces conversaciones y el ímpetu de las sonrisas. Uno debe mostrar hechos y exponer la verdad. Dar a conocer la verdad es vital para la seguridad mundial y la seguridad del Estado de Israel”, dijo Netanyahu antes de partir.
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Opositores a Ruhaní lo recibieron el sábado, en Teherán, con protestas. | AP (Ebrahim Noroozi)
El líder israelí, quien se vio sorprendido por la histórica conversación telefónica del viernes entre Obama y Ruhaní, tiene previsto reunirse hoy, en Washington, con el presidente estadounidense.
Un día después, participará en Nueva York en la Asamblea General de la ONU, donde –anticipó– revelará algunos detalles técnicos para tratar de demostrar que el programa nuclear clandestino iraní sigue adelante .
Para el Estado hebreo se trata de una “cuestión existencial” y no confía en que las aspiraciones nucleares de Irán tenga fines exclusivamente pacíficos –como sostienen sus líderes–, por lo que varios dirigentes israelíes han defendido el uso de la fuerza para impedirlo.
Preguntas a Washington. “Israel necesita aclaraciones sobre las intenciones de Washington, saber dónde han quedado las garantías que le dio Obama de que Teherán no alcanzará la capacidad nuclear bajo ninguna circunstancia”, dijo una fuente diplomática israelí que pidió no ser identificada.
Las garantías formaron parte de un meticuloso proceso de “persuasión” emprendido por Washington el año pasado para frenar lo que parecía un inminente ataque de Israel a las instalaciones nucleares de Irán, e incluían mayores sanciones y, en último recurso, la disposición de la Casa Blanca a usar la fuerza militar.
Y aunque Netanyahu fue informado de la conversión telefónica entre Obama y Ruhaní minutos antes de que tuviera lugar –según el diario local Yediot –, el desconcierto de Israel no parece ser menor.
“En Israel no sabían si reírse o si llorar cuando descubrieron sobre qué bases se apoya la teoría de reconciliación de la Administración (estadounidense) con Irán”, escribió ayer el comentarista Alex Fishman, para quien “no es raro que haya una sensación de abandono en Israel y en los otros aliados de EE. UU.” en la región.
Agregóque para todos esos gobiernos, los “gritos de alegría” procedentes de EE. UU. por los recientes logros diplomáticos en Siria e Irán no son más que “un ejercicio de relaciones públicas” para tratar de ocultar “la falta de acción de un gobierno confuso y de una potencia cada vez más debilitada”.
Otros comentaristas locales destacan que Israel “vuelve a encontrarse solo” frente a Irán, y ni siquiera los más moderados, como el veterano Eitan Haber, exjefe de gabinete de Isaac Rabín, abre esta vez una ventana al optimismo.