La Meca. Arabia Saudí obtuvo este viernes en La Meca el apoyo casi unánime de sus aliados árabes frente a Irán, luego de los ataques y sabotajes a petroleros y oleoductos, a lo que Teherán respondió acusando a Riad de “sembrar la división” en la región.
Riad convocó en la ciudad santa del oeste del país una cumbre extraordinaria del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) y otra de la Liga Árabe que se llevaron a cabo de noche por el ramadán, entre el jueves y el viernes. La tercera y última cumbre, la noche del viernes al sábado, será la de la Organización de la Cooperación Islámica (OCI).
Estos encuentros ocurren en plena tensión en la región por las acusaciones mutuas entre Irán y Estados Unidos y los denunciados sabotajes de barcos en aguas de los Emiratos Árabes Unidos el 12 de mayo, así como por los ataques con dron contra un oleoducto el 14 de mayo en Arabia Saudí, reivindicado por los rebeldes en Yemen.
Estados Unidos envió además refuerzos militares a la región, aduciendo "amenazas" iraníes.
Las relaciones entre Estados Unidos e Irán están en el punto más bajo desde la retirada unilateral en el 2018 de la administración de Donald Trump del acuerdo internacional sobre la energía nuclear iraní.
Estados Unidos reforzó luego las sanciones económicas a Irán e inscribió a los Guardianes de la Revolución, ejército ideológico del régimen iraní, en la lista negra de "organizaciones terroristas".
Durante las cumbres árabe y del CCG, el rey Salmán, quien encabeza al país primer exportador de petróleo del mundo, hizo fuertes acusaciones contra Irán, al que acusa “de acciones criminales”, injerencia en los asuntos de sus vecinos y amenazas al suministro de petróleo al mercado mundial.
Frente contra Irán
En su comunicado final, la cumbre del CCG expresó su solidaridad con el país anfitrión y renovó su “apoyo a la estrategia estadounidense sobre Irán, incluso en lo que concierne a los programas nuclear y balístico, sus actividades de desestabilización, su apoyo al terrorismo (...) y a las actividades hostiles de los hutíes” en Yemen.
En un discurso ante la cumbre árabe, el rey Salmán pidió “usar todos los medios” para disuadir a Irán, país productor de petróleo y miembro de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) como varios otros países del Golfo.
El comunicado final de la cumbre árabe consagró diez de sus 11 puntos a denunciar las “injerencias” de Irán, su “comportamiento amenazante”, su apoyo a los rebeldes hutíes y sus “amenazas” al tráfico marítimo. Irak, que tiene relaciones estrechas con Irán, no aprobó ese comunicado.
En Teherán, el portavoz de Relaciones Exteriores, Abas Musavi, acusó al reino wahabita de “seguir sembrando la división entre los países musulmanes y en la región, que es lo deseado por el régimen sionista (Israel)”.
“Vemos en las tentativas de Arabia Saudí de movilizar a los países vecinos y árabes contra Irán el prolongamiento de las fútiles tentativas de Estados Unidos y del régimen sionista”, agregó.
Antes de las reuniones en La Meca, el consejero estadounidense para la Seguridad Nacional John Bolton, percibido como el principal instigador de la dura política estadounidense frente a Irán, había declarado que ese país está tras los actos de sabotaje del 12 de mayo.
Irán rechazó como “risibles” esas acusaciones.