Algunos propietarios de las tarjetas estaban furiosos al quejarse de que no recibieron tanto como se les prometió o porque algunas tarjetas ni siquiera funcionaban. Los vecinos de una de las tiendas en un barrio marginal en la periferia de la ciudad de México dijeron que la multitud de clientes, inusualmente grande, les impedía hacer sus compras cotidianas.
Algunos clientes que hacían compras en la tienda dijeron que se les avisó que las tarjetas solo serían válidas por dos días después de las elecciones y que tuvieron que esperar hasta el martes porque la tienda permaneció abarrotada el lunes.
Según la ley electoral mexicana, dar regalos a los votantes no es un delito a menos que esté condicionado a su voto o a influir en él. Además, los partidos deben informar a las autoridades del costo de los regalos y no pueden exceder el límite de gastos de campaña. Las violaciones de estas normas suelen ser castigadas con multas, pero generalmente no se consideran motivo para anular unas elecciones.
Algunos de quienes hacían fila para canjear sus tarjetas de regalo por artículos o dinero dijeron que las recibieron a cambio de apoyar al Partido Revolucionario Institucional (PRI).
María Salazar, estudiante universitaria de 20 años, se presentó con su padre, Antonio Salazar, de 70 años, para cobrar tres tarjetas de regalo.
“Nos las dieron a nombre del PRI y del diputado Héctor Pedroza (un candidato del PRI al Congreso), y nos dijeron que contaban con nuestro voto”, dijo la joven afuera de la tienda, mientras llevaba bolsas de plástico llenas de papel higiénico, aceite, arroz, galletas saladas y sopas instantáneas de fideos.