El gobierno italiano reaccionó contrariado y calificó la decisión como “inaceptable”.
Sin embargo, el presidente del Supremo Tribunal Federal Cezar Peluso afirmó antes que los jueces deben evaluar las razones dadas para negar la extradición, para determinar si están permitidas en el tratado de extradición entre Brasil e Italia.
La decisión de Lula, en su último día en el cargo, se divulgó en un mensaje a la prensa que incluyó críticas al Gobierno italiano por la forma en que ha respondido a Brasil.
“El Gobierno brasileño manifiesta su profunda extrañeza con los términos de la nota de la Presidencia del Consejo de Ministros de Italia, en particular con la impertinente referencia personal al Presidente de la República”, señaló el comunicado brasileño leído por el ministro de Relaciones Exteriores, Celso Amorim.
La declaración italiana señaló que Lula debía ofrecer explicaciones de su decisión “no solo al Gobierno sino a todos los italianos”.
Battisti, un exrebelde izquierdista, defiende su inocencia y asegura que el Gobierno italiano lo persigue por motivos políticos.
Escapó de una cárcel de su país en 1981 mientras esperaba ser enjuiciado por los cuatro asesinatos, que se alegó fueron cometidos cuando era miembro de los Proletarios Armados por el Comunismo.
Battisti vivió en México antes de mudarse a Francia en 1990, año en el que fue condenado a cadena perpetúa en Italia. Llegó a Brasil en el 2004 donde, tres años después, fue detenido bajo orden de Interpol.
El exministro de Justicia Tarso Genro le otorgó el año pasado la condición de refugiado temporal, ya que dijo que existía el temor de que fuese perseguido si era extraditado a Italia.
Peluso le dijo al diario
Una portavoz del Tribunal dijo luego que Peluso decidió no tratar el caso como urgente y que lo referiría al magistrado Gilmar Mendes para que decida si lo discute con el plenario del tribunal, que volverá a sesionar en febrero.